'Cohone'
Querida Caperucita:Soy el lobo feroz (boca caliente, incisivos temerarios, rabo entre las piernas). También soy gato, como cualquier madrileño, lo cual no obsta para que esté más mosqueado que un pavo en Navidad. En resumen, una animalada. Me llamo Benito, tengo 69 años y soy un individuo de derechas de toda la vida (algo cínico, bastante cándido, tirando a lúcido pero no estúpido, a veces cáustico, suspiros sátiros).
Un hijo mío muy simpático, pero rojo, me llevo hace unos días a dar un paseo por la noche profunda de la capital. A las tres de la madrugada irrumpimos en La Boca del Lobo, un prestigioso garito de la calle de Echegaray. Te digo yo, Caperucita, que los rebeldes actuales no están por la labor de los mandobles. Tenemos una izquierda contemplativa, estoica, pacata, caballeresca, lúdica. Bueno, pues, aunque parezca mentira, las autoridades han amordazado a La Boca del Lobo. Al parecer, sólo disponía de permiso para restaurante. Con esta filosofía pueden cerrar en cualquier momento la mayoría de los locales donde se solazan la juventud y los artistas.
Yo no sé si será culpa del alcalde o del delegado del Gobierno (que parecen gemelos), pero entre los dos están poniendo en entredicho la imagen civilizada que pretende vender el Gobierno de la nación. Madrid se está convirtiendo en reducto montaraz de una derecha clerical, triste, autoritaria, apolillada y malpensante. También es cierto que la izquierda se lo está poniendo a huevo, que todo hay que decirlo. Estoy hasta más abajo del ombligo de los imperativos testiculares, provengan de donde provengan. Aunque soy de derechas, leo a Erasmo de Rotterdam y tengo cierto punto volteriano. La actitud de las autoridades madrileñas me sonroja. Casi prefiero que mande Álvarez Cascos. Y cuando me pongo así, sólo me salen exabruptos, cohone.
Caperucita mía, aunque roja, estos señores catalogan a todo ciudadano como presunto delincuente, lo cual atenta contra la Constitución y la Carta de los Derechos Humanos. Cohone.
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