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Desarticulada en Alicante una red que introducía ilegales en España a cambio de 500.000 pesetas

Con las 500.000 pesetas que exigían por cabeza, ellos falsificaban documentos de identidad y manipulaban los visados necesarios para entrar en España, sin que las víctimas supieran que lo hacían de forma ilegal después de ser estafadas. Efectivos de la Guardia Civil de Alicante han desarticulado a una red dedicada a introducir en el país a ciudadanos de Marruecos, China y Argentina que abandonaban su familia y su casa en busca de una vida mejor en la rica Europa, con la esperanza de escapar de la pobreza. Los dos máximos responsables de la organización, un marroquí que se encargaba de captar a compatriotas deseosos de emigrar, A.R., de 33 años, y el economista y gestor argentino R.H.C., de 45 años, han sido detenidos en Novelda y Alicante, respectivamente, donde tenían instalada la base de operaciones. Ambos están ahora a disposición de los justicia. El equipo de investigación llevaba meses pisándole los talones a una red que se dedicaba a estafar a marroquíes e introducirlos ilegalmente en España valiéndose de documentación falsificada. Los detenidos tenían el trabajo perfectamente distribuido: uno echaba sus redes en Marruecos, y el otro se dedicaba a obtener de forma fraudulenta las ofertas de trabajo necesarias para obtener el visado de entrada y permanencía en nuestro país. Las víctimas tenían que hacer frente con carácter previo al pago de medio millón de pesetas, toda una fortuna en su situación, y a cambio conseguían unos papeles que aparentemente les permitían circular libremente. Por la documentación incautada por los investigadores en el domicilio del economista y gestor, se ha conseguido identificar a ocho de las víctimas, todas ellas de nacionalidad marroquí, aunque se sospecha que ciudadanos magrebíes, argentinos y chinos, también han sido víctimas de la organización. Cuando estas personas llegaban a España se encontraban con la dura realidad: el contrato de trabajo no existía, y por tanto les era imposible ganarse la vida. Los detenidos ejecutaban entonces la segunda parte de la operación, y los ponían a trabajar en unas tierras que A.R. tenía arrendadas en la provincia, donde eran forzados a trabajar para los estafadores.

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