La policía refuerza las comisarías para potenciar la figura del agente de barrio El CNP se adaptará a los distritos municipales
La policía tiene dos retos que afrontar en este final de siglo: especializarse para luchar con las mismas armas que las tecnificadas bandas de delincuentes, y acercarse al ciudadano potenciando la figura del agente de barrio, aquel que está próximo al problema cotidiano. Para ello, la Jefatura Superior de Policía de Cataluña ultima un plan que, contrariamente a lo que sucede en la actualidad, potencia y realza la función de las comisarías de barrio.
Este plan, que se empezará a implantar el próximo año en las provincias más importantes de España, prevé para Barcelona que cada comisaría del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) se adapte milimétricamente a los límites del distrito municipal en el que está enclavada. Ello quiere decir que cada uno de los 10 distritos de la ciudad tendrá una comisaría, cuya dotación de agentes y funciones se ampliarán de manera que siempre sean los mismos policías los que patrullen por el distrito para que conozcan a las personas y sus problemas y para que puedan investigarlos con el valor añadido que da el conocimiento personal del territorio y de la gente que lo habita. El despliegue del CNP en las ciudades -recientemente Juan Cotino, director de la policía, explicó los nuevos proyectos a los mandos de Barcelona- sigue en la actualidad otras directrices y tiene otras prioridades. Las jefaturas superiores de las cabeceras de comunidad autónoma tienen unos potentes equipos (homicidios, atracos, antidroga o blanqueo de dinero, entre otros), que actúan en casi todos los casos, excepto en aquellos delitos tan pequeños que se dejan para las comisarías. En este modelo que ahora va a cambiar, el papel de las comisarías queda relegado casi al de una oficina de denuncias. Se caracterizan las comisarías actuales por los pocos medios y la escasa presencia de agentes en las calles de su demarcación. Esto es lo que, según los rectores policiales, va a cambiar en el futuro próximo. Grandes unidades como las de radiopatrullas, que en la actualidad están fuertemente centralizadas, serán repartidas y distribuidas por las comisarías. Cuando esto suceda, serán las comisarías las que decidan las prioridades y las rutas de los coches y agentes y no un remoto centro de mando. La filosofía que subyace en esta reorganización de efectivos es potenciar las labores de prevención con agentes en la calle y reforzar las tareas de investigación policial. En términos políticos, se diría que lo que va a hacer la policía es aplicar el principio de subsidiariedad; es decir, que el problema se resuelva en el escalón de la Administración más próximo al administrado -en este caso en la comisaría-, y sólo cuando supere los medios o la capacidad de este escalón se rebote a la instancia superior -en este caso los grupos y brigadas especializados. "Se trata", señala un experto en temas de seguridad, "de adaptar las funciones de las comisarías a las necesidades del barrio en el que están situadas y de incrementar las relaciones y la colaboración con la Guardia Urbana y con los servicios municipales".
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