Cuando pase el huracán... no te olvides de ellos
En los últimos tiempos nuestro país ha mostrado su solidaridad ante situaciones de emergencia en los países del Tercer Mundo y otros necesitados. No tenemos más que hacer un repaso a las últimas campañas provocadas por la situación en Somalia, Ruanda, Yugoslavia, Sudán..., donde además del dinero recogido, en ocasiones ha habido un cierto esfuerzo en conseguir una sensibilización de la población. Este espíritu solidario, se manifiesta en muchas personas que trabajan en distintas ONG y otras asociaciones que de forma continuada intentan dar respuesta a los problemas del desarrollo. En estos días estamos asistiendo a una nueva catástrofe provocada por el huracán Mitch que ha devastado Centroamérica. No cabe duda que toda la sociedad se ha volcado a ayudar económicamente a estos pueblos destrozados. Parece que la cultura de la solidaridad ha ido creciendo, quizás los medios de comunicación, las campañas anteriores, la educación en escuelas e institutos, las ONG... están ayudando a crecer en la solidaridad; se está llegando a cotas importantes de sensibilización, esto es muy bueno, diría que imprescindible, como paso previo a la concienciación, que es el reto que tiene nuestra comunidad para los próximos años. España está aportando mucho dinero a las cuentas de Cruz Roja, Cáritas y otras ONG; desde estas líneas apoyamos y pedimos que estas ayudas se sigan realizando. Las cuentas de las entidades bancarias, así como las distintas acciones, que se están realizando a lo largo del territorio nacional, seguro que dan respuesta justa a las imperiosas necesidades de estos castigados países. Esta ayuda es absolutamente necesaria e imprescindible a corto y medio plazo; se necesita dinero para comer, rehacer las cosechas, las viviendas, la sanidad, todo para no morir, pero no perdamos de vista que en algunas zonas de Centroamérica ésto ya era necesario antes de pasar el huracán y junto a otros muchos países, centenares de miles de niños siguen muriendo de hambre, guerras y enfermedades. Quiero decir que la tragedia que ahora nos estremece no es más que la punta del iceberg de un problema, el subdesarrollo que nos agobia a nivel mundial. No podemos sobrecogernos solamente cuando se desatan las fuerzas de la naturaleza, o cuando la maldad de los hombres provoca genocidios como el de Ruanda, Yugoslavia, etc... Es hora de que empecemos a preguntarnos por qué ocurren estos acontecimientos. ¿Por qué esta tragedia natural en estos países es mucho más grave y alarmante que si ocurriera en nuestras latitudes? No es una casualidad que el mayor número de muertos se produzca salvo excepciones, al ser arrastrada la gente por avalanchas de agua y todo por la mala situación de sus chabolas en los barrancos, en los bordes de los ríos, en territorios de imposible urbanización donde debido a su precariedad económica tienen sus asentamientos. Creo que es hora de que empecemos a plantearnos la transformación de las relaciones norte-sur. ¿Por cuántos países debería pasar el huracán Mitch para que todos los gobiernos ricos empezaran a plantearse seriamente la condonación de la deuda externa...? La deuda externa se ha convertido en uno de los más graves obstáculos para el desarrollo humano de los países más pobres del mundo, ya que deben utilizar sus escasos recursos para devolver los préstamos, en vez de invertir en el bienestar de la población. Se trataría de perdonar la deuda vinculando esta decisión a inversiones por parte de los gobiernos de estos países pobres, en desarrollo humano y programas sociales (salud, educación, vivienda...). En cualquier caso esta transformación de las relaciones norte-sur, estoy convencido de que pasa por un cambio personal. La toma de conciencia, de la problemática del Tercer Mundo, ha de producirse en cada persona, junto a un serio examen de nuestros comportamientos individuales y sociales, de nuestro estilo de vida en la familia, en el trabajo, con nuestros amigos, en nuestras asociaciones, dando respuestas y comprometiéndonos con los que tenemos más cercanos y nos necesitan, hablo del Cuarto Mundo, los marginados de nuestros pueblos de los que tantas veces nos olvidamos. Hablo también de mantener criterios de consumo necesario y responsable adquiriendo en lo posible productos de comercio justo y teniendo una postura crítica, con respecto a nosotros mismos y a nuestra sociedad. Por todo ello espero que cuando pase el huracán de informaciones, de campañas, de llamamientos a la solidaridad, no nos olvidemos de ellos. Que iniciemos el proceso de cambio de la sensibilidad, a la conciencia y al compromiso personal, por un mundo más justo y solidario.
José Miguel Esquembre Menor es miembro de Arquitectos Sin Fronteras.
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