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Condenados dos hermanos adolescentes por torturar a un niño de once años

Isabel Ferrer

X, un niño británico de 11 años cuya identidad permanece en el anonimato por orden de los tribunales, regresaba en mayo pasado a pie a su hogar en Carslile, una localidad del noreste de Inglaterra, cuando topó con los hermanos Greer. Emma, de 15 años, y Daniel, de 12, dos adolescentes con problemas familiares y de adaptación, le ordenaron que se bajara los pantalones. Al hacer caso omiso lo secuestraron durante tres horas, sometiéndole a toda clase de vejaciones. Tres puñaladas, que por fortuna no resultaron mortales, dieron por concluido un violento episodio que ha llevado ahora a la pareja agresora a un correccional. Emma pasará allí tres años y su hermano Daniel casi cinco.A pesar de las protestas de sus abogados, el juez que ha visto el caso, Robert Braun, ha decidido revelar los nombres de los dos agresores. Son menores y están por ello protegidos por la ley, "pero constituyen una grave amenaza y peligro para otras personas y se trata de una excepción", ha afirmado la sala.

La agresión, que incluyó varias fases y fue aumentando de calibre, dio comienzo con las patadas y golpes propinados por los dos hermanos a X, con su propia raqueta de tenis. No hubo provocación por parte del niño ni tampoco eran conocidos o rivales en banda juvenil alguna.

Después del primer encontronazo, el menor apaleado fue obligado a caminar durante algo más de un kilómetro hasta la orilla de un río. Una vez allí, y después de golpearle la cabeza contra un puente de metal, trataron de amedrentarle con amenazas sobre la forma en que pensaban mutilarle o quemar su cabello.

Al final, Daniel y Emma optaron por apuñalarle tres veces con una navaja que portaban. Luego le arrojaron al agua. Con más de 40 heridas en el cuerpo X logró llegar a rastras a su casa.

La defensa de los hermanos Greer ha sostenido durante toda la vista que son víctimas de la negligencia paterna. Los problemas personales, de relación y adaptación social que ello ha provocado, "hace que no sean responsables de sus actos", afirmaron los abogados Tim Evans y Malcolm Dutchman.

El abogado de Emma, Dutchman, alegó que "ella nunca ha disfrutado de una relación que los demás dan por descontado", mientras que el de Daniel, Evans, alegó que es un niño "con serios problemas al que no se puede culpar de su comportamiento". El juez Braun ha considerado insuficientes sus argumentos y de ahí que haya decidido revelar sus verdaderos nombres.

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