"Arteleku es al arte lo que los laboratorios a la industria farmacéutica"
"Arteleku es al arte lo que los laboratorios a la industria farmacéutica". Lo dice Santi Eraso (Tolosa, 1953), la persona que ha rebasado la década al frente de este centro, que logró conciliar en sus inicios los intereses de artistas, técnicos y políticos. Este espacio, que acoge a jóvenes artistas y abre nuevas vías para el análisis de las tendencias culturales, ha logrado una imagen de marca que atrae, desde su multidisciplinariedad a artistas, filósofos y pensadores de fuera de nuestras fronteras. Pregunta. Usted ha sido y es el motor de un proyecto que logró involucrar de lleno a las instituciones. Respuesta. El proyecto inicial fue un compartido por un grupo amplio de gente. Entre otros, los políticos, como [el ex diputado general de Guipúzcoa] Imanol Murua, que apoyó con mucha fuerza la creación de un centro que fuera un lugar de encuentro para los artistas. Hubo y ha seguido habiendo una especie de entente entre los usuarios, los responsables técnicos y los políticos. Se juzgó necesaria la existencia de un centro que facilitara el camino a la creación artística. P. ¿Se han cumplido los objetivos por los que se creó Arteleku? R. Es difícil saberlo, porque esos objetivos vuelven a replantearse constantemente. Además son difíciles de alcanzar, ya que trabajamos en un segmento de la reflexión cultural que cuesta tiempo que revierta en la ciudadanía. Arteleku es al arte lo que los laboratorios a la industria farmacéutica. Trata de buscar nuevos caminos de interpretación de las formas o de los acontecimientos culturales. El conjunto de la ciudad tiene otros ritmos. Lo que sí podemos hacer es que quede una memoria de orgullo de toda la gente que ha pasado por Arteleku. P. Amondarain, Peral, Irazu son artistas que han pasado por Arteleku, ¿su historia se escribe a partir de estos nombres de prestigio? R. Creo que se escribe no a partir de los nombres más reconocidos, sino de muchos anónimos que siguen trabajando en la enseñanza, en las facultades, de manera silenciosa. Ellos también contribuyen a crear un tejido creativo que está presente en la ciudad. Favorecen el que la ciudadanía pueda ir sustituyendo sus códigos con respecto al arte y modernizando un poco su mirada, de manera que en el futuro pueda tener un nuevo patrimonio. P. ¿Al arte del centro le ha alcanzado la rutina? ¿Cuáles son los retos de cara al futuro? R. Siempre hay algo de rutina. El tiempo puede convertirse en un mal amigo. Hay que estar permanentemente alerta para elaborar respuestas ágiles y poder seguir avanzando. Uno de sus grandes retos es resolver el papel que cumplen las nuevas tecnologías en el arte y el pensamiento contemporáneo, y repensar la función de Arteleku dentro de la reflexión sobre la cultura pública. P. ¿El centro se siente en alguna medida una especie de mecenas de la nueva hornada de jóvenes artistas? R. No. En las biografías de los artistas hay las suficientes circunstancias como para que ninguna institución se considere mecenas de nadie. Simplemente, somos un lugar donde esta gente puede sentirse más o menos cómoda; donde tratamos que, durante un tiempo, los artistas tengan a su disposición el máximo de recursos posibles para ejercitar, en las mejores condiciones, su capacidad creativa. Puedo decir que para Arteleku ha sido importante el paso de Amondarain, Irazu, Peral y otros, pero les corresponderá a ellos determinar si el centro ha ocupado un lugar importante en su vida. P. ¿Hacen falta más proyectos como éste en Euskadi? R. En Bilbao ha surgido uno [BilbaoArte], que es una imitación afortunada de Arteleku. Lo que sí hace falta es una red de comunicación entre los proyectos que están construyendo el paisaje contemporáneo cultural vasco; establecer un diálogo para rentabilizar al máximo no sólo los recursos públicos, sino también los humanos. Al final el proyecto cultural en Euskadi es muy pequeño, exceptuando la apuesta económica y social del Guggenheim. P. Con qué se quedaría, ¿con la pinacoteca diseñada por Frank Gerhy o con Arteleku? R. Prefiero que el arte, el deporte u otras manifestaciones se expresen de forma horizontal, que haya equipos de base, que en las escuelas se enseñe arte. Pero creo que es una red complementaria e inevitable. Arteleku está más cerca de una reflexión silenciosa, es un trabajo más a largo plazo. El Guggenheim podría ser una especie de Pryca, un gran almacén. P. ¿Cree que ahora las instituciones se arriesgan lo suficiente por el arte? R. Los tiempos cambian. Arteleku es el producto de la década de los ochenta, en la que la cultura pública tuvo la posibilidad de contar con recursos y una vocación distributiva. Ahora, por motivos que responden a una dinámica mundial, hay un retroceso del concepto de la sociedad del bienestar, que se manifiesta también en los apoyos que está recibiendo la cultura pública. Hay una tendencia a la privatización de la cultura. Quizá sea el momento de repensar la cultura pública para que siga manteniendo esos espacios de reflexión, donde los pensamientos más arriesgados puedan tener un lugar de existencia para ponerse a disposición de la sociedad en general.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.