Montjuïc reparte puntos en un partido muy dividido

Buen partido en Montjuïc, fruto del enfrentamiento de dos equipos en progresión, acomodados en la tabla, liberados de la urgencia de los puntos. Pudo ganar cualquiera, así que el empate dejó a ambos reclamando la victoria, sobre todo los blanquiazules, que acabaron apuntando a Ceballos desde todos los flancos.El Racing estuvo un punto por encima del Espanyol en el primer acto. Tuvo más criterio, más dinamismo, más llegada y también más remate. La confusión atacante del grupo de Brindisi, con demasiados futbolistas ofensivos revoloteando por zonas de la cancha poco comprometidas, permitó el acomodamiento de la zaga visitante.

La zona de gestación del juego quedó copada por Víctor, Ismael y Vivar Dorado, un grupo que tuvo largo tiempo la pelota y explotó la movilidad de Munitis, un delantero habíl, rápido, que se deja caer bien a las bandas y que trabaja con malicia las espaldas de la defensa. Munitis llegó a encarar incluso a Toni y forzó el penalti. El portero, sin embargo, rechazó el lanzamiento de Víctor, un futbolista cuya efectividad le ha situado en la lucha por el Pichichi.

Vivió el Espanyol unido al portero y al delantero centro, Esnaider, que se ofreció en cada balón que manejaron Helguera, Cristóbal y Villa, siempre en inferioridad ante los centrocampistas cántabros. Brindisi corrigió en el descanso el desequilibrio de su equipo. Nan Ribera ayudó a llenar la divisoria mientras que la retirada de Posse aclaró más los espacios del ataque blanquiazul.

Malas noticias para el Racing, pues el partido se equilibró. El Espanyol ganó presencia y, sobre todo, profundidad. A la primera carrera de Arteaga, sorteando rivales, no supo responder ni Merino y,mucho menos, Txema. La jugada acabó en penalti y pese a que Ceballos rechazó el lanzamiento de Esnaider, no pudo responder al remache de Nan Ribera.

El gol abrió el campo, y el cuero asomó en una y otra área, y de un remate de gol de Ribera que escuipió el travesaño se pasó al empate definitivo de Víctor.