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PULSO EN EL PSOE

Los 'barones' preparan un reparto de papeles que cierre la crisis en la bicefalia y evite el congreso

Los dirigentes territoriales del PSOE, los llamados barones, preparaban ayer el acuerdo destinado a zanjar el conflicto entre el candidato socialista a La Moncloa, José Borrell, y el secretario general, Joaquín Almunia. Según este reparto de papeles, el primero sería el máximo representante del PSOE ante todos los interlocutores políticos e institucionales, mientras que Almunia recibiría un espaldarazo a su labor a la cabeza del partido en la reunión que el Comité Federal, máximo órgano entre congresos, celebrará mañana. Si se acepta el acuerdo, Borrell será el portavoz de los socialistas al más alto nivel, si bien seguirá siendo la Ejecutiva Federal, encabezada por Almunia, quien dirija la tarea de oposición y de alternativa al Gobierno.

Esta era la salida que anoche se intentaba consolidar en las múltiples reuniones que mantuvieron a lo largo de la jornada distintos secretarios generales. Hubo encuentros bilaterales, y multilaterales, de dirigentes regionales con miembros de la Ejecutiva Federal y de éstos con Almunia y Borrell por separado. Los presidentes autonómicos socialistas José Bono (Castilla-La Mancha), Juan Carlos Rodríguez Ibarra, (Extremadura) y Manuel Chaves (Andalucía), finalizaron hacia las 22.30 horas de ayer una reunión a la que también asistieron otros secretarios regionales. Todo para evitar un congreso extraordinario, y menos aún provocado porque Almunia o Borrell queden derrotados ante el Comité Federal de mañana.Todo apuntaba ayer a que Borrell triunfará en su demanda de que la sociedad le perciba desde ahora como el líder del PSOE. De lograrse el acuerdo, no sólo sería el interlocutor del jefe del Ejecutivo, José María Aznar, sino de todos los colectivos sociales y políticos. Como él mismo dijo el pasado sábado en Granada, sería quien hablase con "todo el que pinta algo en este país".

Pero el Comité Federal no permitirá que ese protagonismo entierre a Almunia. Los barones, que continuarán hoy tejiendo el acuerdo para que quede sólidamente trenzado antes de la reunión de mañana, no van a poner en manos de Borrell la "dirección política" del PSOE, que seguirá siendo competencia de la Ejecutiva Federal, encabezada por Almunia. Igual que defienden el derecho del candidato a desempeñar la máxima representación, niegan que esté entre sus facultades como líder electoral la dirección política. Tras la reunión del Comité Federal, no quedará la menor duda de que la conducción de la labor de oposición y de elaboración de alternativas a la política del Gobierno se decide en las reuniones de la ejecutiva, a la que pertenece Borrell como líder electoral.

Reuniones

Para llegar a este desenlace se han movilizado muchos dirigentes. Los tres presidentes autonómicos socialistas se reunieron a primera hora de la tarde. Después iniciaron una nueva ronda de conversaciones bilaterales con otros dirigentes regionales y con el secretario de organización, Cipriá Ciscar, y tenían previsto entrevistarse con Almunia y Borrell. Especialmente activos estuvieron el primer secretario del PSC, Narcís Serra, y el secretario general de los socialistas valencianos, Joan Romero. Una vez consensuado el texto con el reparto de funciones, se discutirá en la reunión que celebrará hoy la Comisión Ejecutiva Federal.Ciscar tenía previsto tener ya hoy un análisis de la posición de todos los dirigentes para saber qué puede encontrarse la ejecutiva mañana. Ya anoche se arriesgaba a afirmar que la gran mayoría rechazará la celebración de un congreso extraordinario, algo que sí defenderá, previsiblemente, la corriente Izquierda Socialista. A la ejecutiva sólo le preocupa que el acuerdo recorte sus capacidades, pero tampoco parece que eso vaya a ocurrir, ya que la mayoría de los que tienen en sus manos esa decisión son dirigentes de ejecutivas provinciales y regionales, es decir, miembros del aparato.

Almunia precisó ayer que si su presencia "al frente de la dirección del partido es compartida y apoyada por el Comité Federal" seguirá como secretario general. Pero lanzó un aviso a Borrell: "No creo en proyectos personales. Creo que la política la personifican nombres y apellidos; los liderazgos son necesarios pero no pueden subsistir al margen, y muchísimo menos en contra, de un partido como el PSOE y su dirección democráticamente elegida".

Por su parte, Borrell afirmó que no ve en absoluto necesario un congreso extraordinario, agradeció los apoyos de los dirigentes regionales para que asuma un liderazgo pleno y aseguró que "la dirección del partido está en su Ejecutiva Federal". El candidato hizo esos comentarios en el Congreso y en el Club Siglo XXI, donde daba una conferencia el portavoz adjunto del Grupo Socialista Luis Martínez Noval. Borrell se esforzó en garantizar que no va a usar de "estructuras paralelas" a las del partido, e incluso se mostró dispuesto a ocupar durante más tiempo su despacho en la sede central del PSOE, aun sin dejar el que ocupa en la Oficina del Candidato.

Tanto Almunia como Borrell quisieron encauzar la atención hacia asuntos que les permiten actuar como oposición. El candidato aludió a los problemas del portavoz del Gobierno, Josep Piqué, en relación con su paso por la empresa Ercros e ironizó acerca de que el Libro Blanco sobre el agua presentado por el Ministerio de Medio Ambiente es una copia desfasada de la política hidráulica establecida por el Ministerio de Obras Públicas en 1995. Almunia admitió que hay en el PSOE "baches, desajustes y diferencias", que han de superarse en el Comité Federal para enfocar los próximos meses "con la máxima capacidad de actuación política".

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