LA FELICIDAD DEL JOVEN TORERO

El joven Alberto Román Díez ha pasado por los que seguramente serán los momentos más felices de su vida tras recibir su carné de torero, a los pocos días de cumplir los 16 años, nada menos que de manos del secretario de la Comisión Nacional Taurina, Pedro Plasencia, en la sede de este organismo en el Ministerio del Interior. Alberto Román, cuya afición por los toros le llevó a tomar la primera comunión vestido de corto, traje con el que participó también en la procesión del Corpus, viajó a Madrid junto con su padre, Jesús Díez, y con el secretario general de la Subdelegación del Gobierno en Segovia, Manuel García, amigo de la familia. En uno de sus primeros encuentros con la gran ciudad, este torero al que le gustaría seguir los pasos de El Juli no salía de su asombro al cruzarse por los pasillos del ministerio con altos cargos de Interior, pero un hormigueo le recorrió todo el cuerpo cuando en los bares más taurinos le empezaron a llamar "maestro", como también le denominó en un típico restaurante el que fuera delegado del Gobierno en Castilla y León y en Madrid, Arsenio Lope Huerta. Tal fue la ilusión que, después de comer, Alberto Román no se pudo sujetar y en plena calle del Madrid de Los Austrias comenzó a dar pases al sol mientras sujetaba con la izquierda su flamante carné a modo de muleta, maneras que, cuando tenía once años, ya practicaba para los turistas en Segovia.-