Almunia se plantea dimitir si Borrell le arrebata la dirección política del partido
Joaquín Almunia se reserva la posibilidad de presentar su dimisión como secretario general del PSOE el próximo sábado, ante el Comité Federal, si las competencias que le quedan como consecuencia del liderazgo absoluto de José Borrell le reducen a la condición de secretario de organización, en expresión utilizada por algunos de sus colaboradores, y sin capacidad de dirección política. Tal decisión, en caso de ser tomada, desencadenaría un congreso extraordinario, algo que el propio Almunia no desea, pero que en su entorno empieza a ser considerado menos dañino que un nuevo cierre en falso de los problemas creados por la bicefalia. Anoche, Almunia y el candidato a presidente de Gobierno conversaron a solas, en un nuevo intento de evitar que la crisis llegue abierta al Comité Federal convocado para dentro de dos días.
Almunia, muy hermético en las últimas horas, ha dejado traslucir la incomodidad y la injusticia que representa para él aparecer ante la opinión pública como una persona que se aferra al cargo cuando él fue quien quiso dejar la secretaría general tras perder ante Borrell las elecciones primarias, y reconsideró su dimisión ante la avalancha de peticiones de dirigentes, militantes y simpatizantes. A la vez, el secretario general del PSOE teme que el empuje de Borrell altere el modelo de funcionamiento del partido y que la consecución de un pacto, ahora, quede nuevamente cuestionada a la vuelta de pocas semanas.Almunia no es partidario de un congreso extraordinario, como no lo fue después de las elecciones primarias, pero advierte en conversaciones privadas de que no está dispuesto a que el deseo de conjurar ese riesgo sirva para dejarle sin la dirección política que le corresponde como secretario general elegido en un congreso. Con esto, Almunia defiende el modelo organizativo existente hasta ahora, en el que la Ejecutiva Federal es la que marca la política del PSOE.
Para algunos miembros del actual equipo dirigente, las demandas de José Borrell en cuanto a la forma de plasmar su liderazgo llevarían a un modelo presidencialista, no lejano del hiperliderazgo que Borrell criticó a Felipe González en el pasado.
Almunia apareció el pasado miércoles tan apesadumbrado que muchos de sus interlocutores llegaron a pensar que en la conversación que iba a mantener esa misma noche con Felipe González iba a trasladarle su plena disposición a dimitir. Aunque al parecer no dio rienda suelta a esa predisposición, se reserva el derecho a plantear su renuncia a la secretaría general si las conclusiones del Comité Federal le parecen inasumibles.
El liderazgo
Desde la perspectiva de los colaboradores del candidato a la presidencia del Gobierno, de lo que se trata es de ejercer un liderazgo político y social que entraña marcar la dirección de la política de oposición del partido. Algo que va más allá de la tarea de representación del partido ante los líderes de las fuerzas políticas y sociales. De hecho, entre sus colaboradores se sostiene la tesis de que no desean un congreso extraordinario pero a la vez no desdeñan afrontar esa situación si sirve para consolidar el liderazgo efectivo de Borrell.Las posiciones con que uno y otro acudieron anoche a su primera cita tras su última fricción, provocada el pasado sábado en Granada cuando Borrell anunció sin conocimiento de Almunia que él es el interlocutor del PSOE para "todo el que pinta algo en este país", eran de máximos, sin que sus planteamientos apuntaran hacia una solución fulminante. Ambos habían consultado en las últimas veinticuatro horas con Felipe González y con numerosos diputados y dirigentes provinciales. Los dos asistieron al encuentro dispuestos a defender con energía sus respectivas posiciones.
Almunia, amparado en el documento aprobado por el comité federal el pasado día 4 de mayo, estaba dispuesto a ceder a Borrell las más importantes tareas de interlocución con el Gobierno de José María Aznar y los partidos, pero no así la dirección política del partido.
Reunión de una hora
El candidato socialista a la presidencia del Gobierno se dirigió a última hora de la tarde de ayer a la sede central del partido en la calle de Ferraz, para entrevistarse con Joaquín Almunia en su despacho de secretario general. La reunión duró poco más de una hora y al término de ella ninguno de los dos interlocutores quiso efectuar el más mínimo comentario sobre su contenido.No obstante, algunas fuentes cercanas a ellos apuntaban que la negociación no ha hecho más que empezar y que probablemente dará paso a nuevos intercambios de puntos de vista, para tratar de llegar a un acuerdo mutuamente satisfactorio sobre el papel que cada uno de ellos debe representar en adelante.
José Borrell abandonó la sede socialista, en la calle de Ferraz, a las 21.20, y diez minutos después lo hacía Joaquín Almunia. Según las previsiones oficiales del PSOE, Almunia tiene previsto participar el lunes y el martes en la reunión del Consejo de la Internacional Socialista, que se celebrará en Ginebra.
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