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Entrevista:

"Alrededor de la malaria hay intereses políticos muy grandes"

Manuel Elkin Patarroyo Descubridor de una vacuna contra la malaria El científico colombiano está más orgulloso que nunca de tener también la nacionalidad española, el país "que ha dado al mundo una lección de solidaridad" tras el huracán Mitch. El desastre ha puesto de manifiesto la conveniencia de almacenar vacunas.Manuel Elkin Patarroyo (Colombia 1946) acaba de asistir a un simposio organizado por la Agencia Suiza de Cooperación Internacional en el que se ha discutido la conveniencia de crear un fondo especial que permita mantener un almacén de vacunas, "dos o tres millones de dosis" con las que hacer frente a las pandemias que ocasionan desastres como el ocurrido en Centroamérica. Pregunta. ¿El huracán Mitch ha sorprendido a los laboratorios con la despensa vacía? Respuesta. Los desastres se van a suceder a menudo por una razón tan sencilla como que el mundo es redondo. En Suiza se ha discutido que haya un stok de vacunas, por ejemplo para las diarreas, la meningitis o el cólera. P. ¿Y para la malaria? R. La partida para la planta de producción de nuestra vacuna ya se ha aprobado en Colombia pero, por ahora, un millón de dosis para 200.000 personas no alcanza para nada. P. Usted le entregó su vacuna a la OMS, ¿no cree que si los laboratorios farmacéuticos hubieran tenido la patente ahora habría las dosis necesarias? R. No porque está demostrado que los países desarrollados siempre tienen acceso a ella si la necesitan pero a los pobres no les llega. P. ¿Está trabajando en la segunda fase de su vacuna? R. Sí, hemos conseguido a través de una nueva sustancia, la QS21 y con la colaboración de una compañía norteamericana, Aquila, que se produjeran de 100 a 200 veces más anticuerpos contra la malaria y se ha bajado de tres a dos dosis necesarias. Antes para la tercera dosis había que esperar seis meses. Ahora solo 20 días. P. ¿Cuál es la eficacia de su vacuna sintética? R. Entre el 30% y el 50%. P. ¿Entregará esta nueva vacuna a la OMS? R. No. Se hará entre Colombia y España. Lo financiarán los Gobiernos, esto no cuesta nada. A la OMS le pediremos ayuda para las vacunaciones. Lo que quiero es el reconocimiento para los dos países y que todo sea más efectivo y más ágil. P. Los recelos alrededor de la vacuna ¿se deben sólo a su grado de eficacia? R. Alrededor de la malaria hay intereses políticos muy grandes. El principal inversionista en el desarrollo de una vacuna contra ella es el ejército de Estados Unidos. Están emperrados en conseguirlo. Han invertido cientos de millones y les duele que un colombiano la consiga y además la done. Alrededor de todo hay un juego geopolítico. P. ¿Qué le ha parecido la respuesta española al desastre de Centroamérica? R. Estoy orgullosísimo de ser español [tiene doble nacionalidad]. España ha mostrado a los países del mundo lo que es la solidaridad que no es lo mismo que la caridad. Otros países tiran limosnas, ayudas caritativas.

Una lección de paludismo y buen humor

Manuel E. Patarroyo fue recibido ayer en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla como el profesor que abría con su lección inaugural el camino de la nueva Facultad de Ciencias. Un lujo de comienzo. El científico se puso las gafas, colocó las diapositivas y, micrófono en mano, se convirtió en el profesor que muchos querrían tener en clase cada día. Con un puntero láser que lanzaba señales nerviosas sobre las proyecciones de la pared fue contando a sus alumnos qué es la malaria y su fórmula química para combatirla. Un público embelesado escuchó con atención toda la conferencia y rió de buena gana las bromas de este colombiano-español que se explicó en el idioma de García Márquez para contar toda su historia alrededor de las probetas de laboratorio, los mosquitos y los monos. Sólo los datos ensombrecían en ocasiones el buen humor desplegado por Patarroyo: 22 millones de personas mueren al año como consecuencia de enfermedades infecciosas; hay 517 enfermedades en el mundo que lo son y sólo 17 vacunas descubiertas. Patarroyo cambió el gesto cuando recordó el momento en que hubo que pasar de los "monitos" a los humanos para experimentar con la vacuna. "Fueron unos meses difíciles, le di mucho al frasco, casi me volví alcohólico". "Si un mono se muere puede decirse "pobre monito o maldito mono", pero con personas la cosa cambia". Soldados voluntarios se prestaron para ello. Sobrevivieron.

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