Un hecho

La presente carta es para poner en su conocimiento un hecho que, si no es producto de una mala y errónea interpretación por mi parte, lo considero muy grave y, desde luego, un atentado contra la Constitución, en la que se contempla la igualdad sin discriminación. A no ser que esté equivocado, se está procediendo a discriminar por razones de edad. Me explico: el día 10 de noviembre se presentó mi suegra en consultas externas del hospital Gregorio Marañón. Ante la situación delicada en que se encontraba (arritmia severa y encharcamiento de los pulmones), la doctora ordenó que se la trasladara a urgencias de dicho hospital, en la que ingresó a la una de la tarde.El día 11, a las 12.15, se me permitió visitarla, ya que se encontraba en lo que se denomina "observación" (sería más correcto decir "almacén de ancianos"). Cuando contemplé lo que se me ofrecía, quedé desolado: había decenas de camas por todas partes, y casi todas, por no decir todas, con personas ancianas.

Solicité hablar con el doctor/a que me pudiese informar de la situación clínica de mi suegra y a las dos horas apareció una doctora muy joven que, más que darme información, me preguntaba sobre la enferma, al mismo tiempo que leía los papeles de ingreso. Eso sí, comprobó que el aparato que controlaba el ritmo cardiaco de mi suegra estaba estropeado. No me dio ninguna esperanza de ingreso en el hospital y me propuso enviarla al de Canto Blanco. A la anciana que estaba en la cama de al lado le ofrecieron un hospital en Vallecas.

Por lo expuesto deduzco que los enfermos de una determinada edad no tienen derecho a ingresar en el hospital Gregorio Marañón. No deseo que tome como verdad todo lo que le he expuesto. Lo que deseo es que hagan averiguaciones, que lo comprueben por ustedes mismos.-