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Libre

JAIME ESQUEMBRE Nada menos que una década han empleado los poderes públicos para deshacer un entuerto creado por los poderes públicos. La pirueta nos ha costado 1.913 millones de pesetas a todos los valencianos, pero por fin la ladera norte del Penyal d"Ifac ha conseguido escapar del urbanismo depredador de la costa turística y se integrará en la reserva del parque natural. No cabe otra cosa que felicitar a los que lo han hecho posible, y lamentar al mismo tiempo que los responsables del desaguisado no se sienten en el banquillo para responder de esos millones, y ni siquiera tengan la deferencia de pedir perdón a los damnificados, que somos todos. Porque con ese dinero, por ejemplo, se podía haber construido el instituto que tanta falta le hace a Callosa del Segura para evitar que los chavales reciban menos clases de las que marca la ley, y por tanto menos formación cultural, para que todos los matriculados puedan ocupar un pupitre algunas horas al día. Esos terrenos de Calpe fueron declarados urbanizables a finales de los ochenta, y que yo sepa esa competencia es exclusiva de los poderes públicos. Inmediatamente después, otros poderes públicos pusieron el grito en el cielo porque construir allí era una auténtica barbaridad y una agresión al parque natural, y empezó un largo litigio administrativo-judicial que acabó el lunes, con la decisión del Consell de comprar la ladera, que queda definitivamente protegida salvo que, naturalmente por interés social y comunitario, los mismos poderes públicos dispongan ahora ejecutar allí un tobogán que enlace con Terra Mítica y desemboque en el lago central de la Ciudad de la Luz. Que todo cabe a la hora de vertebrar. Ya que están en esa línea nuestros gobernantes, ¿por qué no dar un pasito más y adquirir los terrenos de la Isla de Tabarca sobre los que el alcalde de Santa Pola, del PP, quiere construir una bandeja de bungalows que impedirá la recuperación del lienzo de muralla del XVIII? En esto del respeto al patrimonio natural y cultural no valen medias tintas.

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