La venta de las viviendas municipales de Bilbao
Vergonzoso. Éste es el calificativo más apropiado para definir la no tan nueva y brillante idea de nuestro ilustre ayuntamiento. ¿Qué es lo que se les ha ocurrido a las bienpensantes cabezas de nuestra querida villa? Pues nada menos que vender las pocas viviendas municipales existentes a sus actuales inquilinos. Ésta idea nada innovadora, se le ocurrió ya en su día a José María Gorordo para arañar algunos votos entre los inquilinos de dichas viviendas (encantados con la idea de comprarlas a bajo costo para, en muchos casos, especular con ellas), pero los tribunales paralizaron el tema. Ahora, ya resueltas las trabas judiciales, el Ayuntamiento ha vuelto a la carga y ha comenzado a vender dichos pisos. Estas casas fueron construidas en su día para que, a través de una lista de puntuaciones, accedieran a ellas la gente necesitada, y conforme su situación mejorase acceder a otras viviendas particulares y dejar ésas para las personas que las necesitasen. Actualmente nos encontramos con una pésima gestión de estas viviendas, no llevándose ningún control sobre ellas. Ocupadas en muchos casos por personas que no lo necesitan (con ingresos muy elevados e incluso poseyendo una segunda vivienda) o por funcionarios encargados de su gestión (que son los que mejor quedarían si se vendiesen las viviendas). Con unos alquileres muy elevados para ser municipales y una lista donde funcionan los enchufes y donde no tienen cabida las personas que no tengan ningún tipo de ingreso o ingresos muy bajos. En fin todo un ejemplo de como no deben hacerse las cosas. A pesar de todo lo anterior, lo que debieran plantearse los munícipes sería su mejor administración y no su desaparición vendiéndolas. Se nota mucho en este caso y otros como la OTA, una política en la que prima un afán recaudador elaborada por individuos que piensan sólo con el bolsillo. Si se venden estas viviendas desaparecerá gran parte de la escasa oferta actual en materia de cobertura social básica. Este canto a la propiedad privada, en detrimento de la propiedad común, es un pensamiento de las corrientes neoliberales que parten del hecho de que el que tiene dinero podrá gozar de las cosas y el que no, allí se las apañe. Pero el Ayuntamiento de Bilbao no está solo en este acto de insensibilidad social. Le acompañan algunas asociaciones de vecinos, que muy lejos de preocuparse por la mejora y acondicionamiento de las viviendas municipales, están inmersos en la presión para acelerar su venta. Triste y vergonzante papel el de estos nuevos agentes inmobiliarios de la propiedad colectiva disfrazados de preocupados ciudadanos. Queremos recordar a los inquilinos de estos pisos municipales los días en que ellos formaban parte de la gente más necesitada y pudieron tener un techo gracias a esas viviendas; es justo que cuando ahora otros las necesiten estén ahí, y no hayan pasado a manos privadas. Ayer fuimos nosotros los necesitados y hoy son otros. No hay que comprar los pisos municipales; hay que exigir que sigan construyendo viviendas municipales hasta que todos los bilbaínos necesitados de techo lo tengan. Mientras tanto proponemos que se ponga a disposición de la enorme lista de bilbaínos sin vivienda las más de 20.000 vacías que existen en la villa.- . Ateneo Libertarioa. .
Respetar a los pobres
Quiero hacer llegar a quien corresponda mi protesta por la falta de consideración que muestran nuestras instituciones de cara a las personas pobres. No es de recibo, como le ha pasado a una amiga mía, que tarden meses y meses en conceder una ayuda para el arreglo de dentadura (pero podía haber sido para cualquier otra necesidad) de una persona, y más si es un niño de 13 años. Además, no ha recibido ninguna explicación y, según parece, éste es el trato habitual de la Asistencia Social hacia los pobres. Bastante es verte sin recursos e ir a la asistencia de tu barrio como para que encima te toreen, chuleen y se queden contigo. Por desgracia, cada día que pasa son más habituales las situaciones de pobreza; cada día afectan a mayor número de personas. Para evitar estas situaciones de humillación y desamparo debería garantizarse a toda persona mayor de 18 años un ingreso social suficiente para cubrir sus necesidades básicas: vivienda, vestido, luz, agua, mobiliario, transporte y educación. Pero, mientras se consigue, y viendo el talante de estas nuestras instituciones, se debería: a) Ampliar la cobertura del actual Ingreso Mínimo de Inserción, para todas las personas mayores de 18 años, con una cuantía no inferior al Salario Mínimo Interprofesional. b) Ampliar la cuantía y prestaciones de las llamadas Ayudas de Emergencia Social. c) Agilizar y reducir las exigencias burocráticas para la obtención del IMI y de las AES. d) Poner en marcha una amplia y sencilla campaña de información sobre cómo, dónde y a qué prestaciones tenemos derecho todas las personas. Son cuatro puntos muy sencillos y que no costaría mucho poner en marcha. Tal vez con esto conseguiríamos que al hijo de mi amiga le llegue a tiempo el dinero que necesita para poder arreglar su dentadura.- . .
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