Una fotógrafa se subleva contra los premios y convoca un concurso de la peor instantánea
Esta inglesa de Liverpool tiene dos debilidades: las ciudades bonitas y las fotos feas. En nombre de su primera afición, muy joven dejó la cuna de los Beatles y creció en belleza y conocimiento por casas de Salamanca, Lisboa, Venecia y Sevilla. En nombre de la segunda, cualquier día de éstos puede pasar al Guinness como organizadora del primer concurso mundial de fotografía mala que mañana se falla en la Galería El 7 (calle Goles, 44). Hacer una foto mala es muy fácil. Hacer una foto malísima a sabiendas es una obra de arte. La adicción a las fotos feas de Pau, apócope de Paula Sundham (35 años), no es una protección contra el hechizo de las ciudades hermosas, contra el llamado síndrome de Stendhal según el cual los turistas perdían la salud y hasta la vida por la belleza de Florencia. "¡Qué tontos!", dice Pau, fotógrafa de profesión que con su amiga Carmen Herrera forma el dúo Las hermanas Lumiére. El jurado premia mañana la foto menos artística, la más insignificante, la diapositiva que más merece tirarse a la basura, la peor ciberfoto que puede enviarse por Internet. Las bases dicen que "ningún premio podrá ser declarado desierto por motivos como la falta de calidad". Es hija de un importador y exportador de carbón a quien le birló la primera máquina de fotos; a su madre las fotos "siempre le salían movidas", posible explicación genética de esta afición. El concurso lo creó "como una crítica a las concursos fotográficos, que siguen premiando las mismas fotos que hace 20 años". Se hizo fotógrafa "por dinero". "Me salía carísimo revelar las fotos en las tiendas". Está embarcada en varios proyectos. El más ambicioso se llamará 365 Pautorretratos. Durante todos los días de 1997 se hizo una foto. 27 metros de autobiografía visual. "Es terrible esa sensación de que no puedes escaparte de ti misma". Borges describió con otras palabras ese vértigo de que "todo lo que realmente pasa me pasa a mí". Documentó esta muestra con un diario y con retazos de sus sueños. Otro proyecto de Pau se titula Sangre y orina, un experimento plástico a partir de titulares absurdos de periódico. Un día leyó el siguiente: "Roban 200 canarios para freírlos". Le hizo 200 fotos a su canario.
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