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Vecinos de Málaga denuncian la construcción de un edificio a tres metros de sus ventanas

"Cuando los albañiles estaban trabajando en el edificio me preguntaban la hora para irse a desayunar. He estado meses con las persianas bajadas porque casi los tenía en el salón", relata con desesperación Trinidad Campos. Esta vecina de la calle Alfarnate de Málaga, en la barriada del Tiro Pichón, desde su balcón, casi puede tocar con la mano el muro del edificio que se ha levantado a escasamente tres metros de su vivienda. Un cambio de calificación de la calle en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Málaga "nos ha emparedado", se queja. Su denuncia ha caído en saco roto: el nuevo edificio tiene su licencia correspondiente y cumple las normas urbanísticas. El problema: un error en el PGOU.

Pese a la legalidad de la actuación, el área de Urbanismo admite que se ha cometido un error en el PGOU. Los solares de la calle Alfarnate, con el nuevo planeamiento urbanístico, obtuvieron la catalogación de manzana cerrada, al lindar los edificios unos con otros. El problema surge con la ordenación abierta del inmueble afectado, que tiene ventanas en los laterales del edificio. Al adosarle ahora un nuevo bloque, con una separación de apenas tres metros, los pisos, según relata la afectada, "han quedado sepultados, sin luz y con la única visión de una pared de ladrillos". "Aquí, después de llevar 25 años viviendo, a las cuatro de la tarde tenemos que encender las luces de la casa para poder ver", afirma. La situación la sufren 12 familias del bloque que en varias ocasiones y, de momento, con escaso éxito, han trasladado sus denuncias y quejas no sólo a Gerencia de Urbanismo sino también al Defensor del Pueblo andaluz, José Chamizo, para que intervenga. Sin solución Trinidad Campos se lamenta de que el consistorio no le ofrezca solución alguna, a pesar de que llevan denunciando la situación desde que se empezó la construcción del edifico contiguo, ahora prácticamente terminado. Esta afectada dice que tras la última opción que le ofreció el concejal de Urbanismo, Francisco de la Torre, "no supimos si echarnos a llorar o a reír". "Nos propuso pintar un paisaje en la pared para suavizar el impacto de los ladrillos o poner una parra", relata. En la pasada reunión de la Gerencia de Urbanismo, los grupos políticos con representación en el consistorio aprobaron una modificación de elementos del PGOU para evitar que estas situaciones se vuelvan a repetir, aunque en principio no va a servir para estos vecinos de la calle Alfarnate. La propuesta reconocía que la "rigidez en la aplicación de las ordenanzas, especialmente cuando se aplicaba a una manzana cerrada, resultaba de difícil coexistencia con algunas edificaciones erigidas con anterioridad a 1993 y las que se realizaron posteriormente de acuerdo con los nuevos planes". La modificación establece ahora que en las manzanas donde coexistan edificaciones medianeras y edificaciones abiertas, la nueva edificación que se proyecte tendrá que retranquearse del lindero medianero, al menos tres metros más sobre la separación que ya exista. La nueva edificación en la calle Alfarnate está ya prácticamente concluida, pero necesita pasar todavía el trámite de la licencia de primera ocupación que debe solicitar la constructora. Para ello, el inmueble deberá estar totalmente acabado. Paradójicamente, el muro de separación no está tan siquiera enfoscado, ya que para hacerlo los operarios, dada la proximidad de ambos edificios, tendrían que hacerlo desde el edificio de los vecinos afectados y éstos, como es obvio, no dejan que se entre en su propiedad.

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