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FÚTBOL: PRIMERA DIVISIÓN

Del liderato al escarnio en un santiamén

El Barça pierde en Oviedo un partido que tenía ganado hasta el minuto 87

Àngels Piñol

Una pesadilla. Otra más. Primero fue el Bayern, el líder de la Bundesliga, y anoche el Oviedo, que ganó su tercer partido de la temporada a costa de acabar con la imbatibilidad azulgrana en el campeonato español. El equipo asturiano empató a tres minutos del final y Moller acabó por rematar a los barcelonistas en el descuento. Ni siquiera Hesp repitió su papel de héroe. El portero no atinó en el último remate y el grupo azulgrana firmó la derrota.Le espera al Barça una semana de perros. Cuestionado por las críticas, que le consideran culpable del caos, Van Gaal tendra que volver a rendir cuentas. Dijo que no se sentía ante un examen, pero tendrá que inventarse lo que no está escrito. El Barça ha tocado fondo en apenas cuatro días: dijo prácticamente adios a Europa y anoche despreció el liderato cuando lo tenía en la mano. Ni supo conservar ni aumentar un gol de Rivaldo de dudosa gestación, por la participación o no de Kluivert en la jugada.

OVIEDO 2 - BARCELONA 1

Oviedo: Esteban; Manel, César, Onopko, Rabarivony; Iván Iglesias (Iván Ania, m.56), Bento, Jaime (Fabio Pinto, m.67), Pompei; Dubovski; y Dely Valdés (Möller, m.46).Barcelona: Hesp; Celades, Abelardo, Pellegrino, Sergi; Giovanni (Anderson, m.85), Xavi, Cocu (Zenden, m.80); Figo (Ciric, m.82), Kluivert y Rivaldo. Goles: 0-1. M.35. Rivaldo se hace un autopase entre Onopko y César. Kluivert, en fuera de juego posicional, deja pasar el balón. Rivaldo recoge y marca por bajo. 1-1. M.87. Fabio Pinto le gana en la carrera a Pellegrino y cruza de derecha a izquierda. 1-2. M.92. Hesp no logra detener una falta. El rebote lo recoge Möller, el balón toca en Pellegrino y se cuela. Árbitro: Bueno Grimal. Amonestó a Giovanni, Bento, Figo, Manel y Fernando Vázquez. Carlos Tartiere. Unos 23.000 espectadores.

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El paisaje no puede ser más negro. Van Gaal dijo ser capaz de poder cambiar el ambiente y lo ha empeorado. Volvió a perder en Oviedo como hace un año. El Barça saltó ayer al Carlos Tartiere con el inesperado tropezón y el regalo de poder alcanzar, o al menos compartir, con el Mallorca el liderato. Nada mejor para para empezar a superar la dolorosa derrota ante el Bayern. Y, al final, se marchó de Oviedo detrás del Celta, siendo cuarto. La directiva de Núñez tendrá que recurrir a su conocido repertorio de golpes de efecto para aliviar el año del centenario, que empieza a insinuarse como un calvario.

No empezó bien el Barça. Zarandeado por la crítica, Van Gaal retocó ayer su defensa: sentó a Okunowo, bajo sospecha tras su partido ante los alemanes, y apostó por Celades, esta vez en el lateral, para dar una salida más aseada al balón. No empezó bien el Barça. Nni siquiera la ilusión del liderato le dio alas. Fue un grupo agazapado, temeroso -el Oviedo sólo puso en punta a Dely Valdés- que chutó por primera vez cuando se llevaban 20 minutos de partido.

Dirigido por el canterano Xavi, cada vez más afianzado en su puesto, el Barça tocó en los primeros compases sin rastro de peligro. Un equipo en horizontal. No conseguían Kluivert, ni Rivaldo ni Figo conectar ni acercarse al gol. Parecía el Oviedo más seguro. Duvobsky entraba a sus anchas por la banda izquierda, chutó -puso en apuros en un par de ocasiones a Hesp- y buscó una chilena de Valdés, que se fue fuera por poco.

El tímido acoso de Oviedo despertó al Barça. Fue primero Celades el que abandonó la defensa y estuvo a punto de marcar para dar paso a dos ocasiones de Kluivert y otra de Giovanni. El partido se abrió. Dubovsky falló luego ante la salida de Hesp el gol más increíble y Rivaldo replicó acto seguido con un tanto que sí subio al marcador. El brasileño abandonó la banda, se fue por el centro, se hizo un autopase y marcó. Kluivert, en fuera de juego posicional, levantó una pierna y el árbitro concedió el gol. El Carlos Tartiere, ya molesto tras la tarjeta que vio su entrenador, se encendió.

El Barça decidió acompañar a Hesp en la segunda mitad. No dice mucho en favor de un equipo que podía asaltar la cabeza de la tabla. Se quedó atrás, se olvidó del balón y esperó el contraataque. Desapareció del mapa de manera lastimosa. Animado por un público entregado, sólo con más ganas, con más pasión, el Oviedo estiró líneas y buscó el empate. Volvió a ser Hesp el mejor valedor del Barça durante un largo rato: desbarató dos remates de Iván Ania y abortó otra de Fabio Pinto.

El tiempo se consumía hasta que Pinto robó un balón, se fue por la banda y lo cruzó superando al meta holandés. El empate parecía inamovible. Pero entonces apareció Moller que, tras una falta de Iván Ania, aprovechó un rebote de la defensa para marcar, a la salida de una falta y con la colaboración de Pellegrino. Hesp se desesperó dando pu¤etazos contra el césped, mientras Kluivert se quedaba en la divisoria con la mirada perdida y Figo se mecía el pelo. Van Gaal tomó la carpeta y la cerró. Otra vez no supo leer ni corregir el partido. Los cambios no cambiaron el paisaje de la contienda. El equipo azulgrana se fue apagando, se fue muriendo en la cancha, por inanición. Falto de esquema de juego, sin un plan, no le alcanzaron ayer las individualidades, que poco a poco se van apagando con el discurrir de los partidos. Rivaldo marcó el gol, pero estuvo largo rato perdido como Giovanni, o Figo, futbolistas que el año pasado ayudaron a los azulgrana a conquiestar el título.

Sin liderato, cuarto en la Liga y sin Europa. Difícil hacerlo peor. El Barça no tiene respuesta a sus males.

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