Un rayo láser
Roberto Carlos marcó el tanto del Madrid, lanzó un rayo láser al larguero, puso un balón espectacular a Mijatovic y además se ocupó de que por su banda no prosperase nada del Alavés. No contento con eso, salvó un gol casi hecho en la primera parte porque tuvo la perspicacia de no mirar sólo al balón, sino al contrario que tenía detrás y al que presumiblemente se iba a dirigir el pase de la muerte.El tiro a la madera dio la medida de su toque de balón. Llegó el lanzamiento de esquina desde la derecha, fuerte, recto, y el lateral conectó sobre la marcha un tiro seco que recorrió en décimas de segundo los 40 metros que le distanciaban de la portería. Kike sólo vio el balón cuando ya lo tenía encima, y acertó a rozarlo lo suficiente como para evitar el gol.
El poderío físico de Roberto Carlos se demostró también en una asombrosa recuperación de balón en la que interceptó un pase, que dio el jugador al que marcaba, antes de que llegase al que lo recibía.
Al final, en pleno ataque madridista, jugó a rachas como medio centro, por delante de Redondo.
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