Escultores del viento

En la provincia de Granada existen 60 órganos. La mayoría de estos gigantes de madera y metal permanecen mudos en los coros de las iglesias, amordazados por el olvido, la carcoma y el deterioro. Desde hace un lustro, sin embargo, una docena de ellos recupera su sutil vozarrón unos días al año para embriagar a los melómanos asistentes a la Semana de Órganos de Granada, que ya ha cumplido su quinta edición. Muchos de los conciertos que la componen no hubieran sido posibles sin el Taller de Organería, un equipo multidisciplinar compuesto por artesanos asesorados por músicos e investigadores, que ha restaurado tres órganos en la última década para deleite de los melómanos y demás. En toda España existen 12 talleres de este tipo y el número de personas capaces de construir o recuperar un órgano apenas supera, en realidad, el medio centenar. Tal parquedad de artesanos se debe a la complejidad de la profesión, que exige una vasta experiencia en diversas áreas de conocimiento. Francisco Alonso, maestro organero del taller de Granada, y su oficial, José Ignacio Fernández, aglutinan todas las cualidades del concepto renacentista de humanista. "Son necesarios estudios de música, física, acústica, ebanistería, metalistería y pintura artística para restaurar un órgano", enumera Francisco Alonso. El taller, financiado por La General de Granada, se creó en 1991 y, desde entonces, ha devuelto la vida a los coros de San José de Calasanz, Monasterio de la Concepción y San Jerónimo. De este último es del que se sienten más orgullosos Francisco y José Ignacio: el órgano más antiguo de Granada, construido en 1727, en el que enterraron dos años y medio de trabajo. Porque la labor de reconstrucción requiere tiempo y paciencia. Todas las tareas se realizan de forma artesanal. "Las nuevas tecnologías no sirven para mejorar la maquinaria de un órgano", asegura el maestro, que añade: "De hecho, la profesión de organero está ahora menos avanzada que en su punto cumbre, la época del arte barroco". Casi todos los instrumentos existentes en Granada son incapaces de emitir ni una sola nota. Y lo mismo le ocurre a la mayoría de los 360 censados en toda Andalucía. Lo que no evita que ambos artesanos vean el futuro de los órganos con esperanza. "Se está produciendo una concienciación social e institucional de su importancia patrimonial", señalan ambos. La V Semana de Órganos de Granada, que hoy concluye tras siete conciertos, ha sido un éxito de público. La organizan el Centro de Documentación Musical de Andalucía y La General, entidad financiera participante, asimismo, en el desarrollo del II Foro El órgano y sus perspectivas que ha tenido lugar este fin de semana. De reciente creación es también la asociación Granada y el Órgano. Apoya al taller de reconstrucción con sus investigaciones y, en general, se preocupa de los problemas del mundillo: no sólo hay pocos organeros (artesanos), sino apenas existen organistas (intérpretes) o compositores de música exclusiva para este instrumento. Francisco y José Ignacio afrontan en la actualidad la rehabilitación de un órgano y la construcción íntegra de otro nuevo para la iglesia de El Salvador, en el Albaicín. Un gigante de 1.500 tubos de aleación de plomo y estaño, que esculpen el viento insuflado por un fuelle hasta darle forma agradable a los oídos de Dios.