F. GARCÍA DE CORTÁZAR HISTORIADOR
"Hay un cierto cansancio en la gente de tanto regionalismo"
Historiador, jesuita, preocupado por los nacionalismos, a Fernando García de Cortázar le interesa sobre todo contar la Historia con estilo narrativo, como si fuera una aventura. Autor, junto a José Manuel González Vesga, de Breve Historia de España, que logró permanecer 45 semanas en las listas de libros más vendidos -un éxito sin precedentes para un manual de historia-, acaba de publicar Biografía de España (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores), un recorrido por 30 acontecimientos con los que intenta demostrar que "sí existe la nación española". Pregunta. ¿Qué diferencia Biografía de España del libro anterior? Respuesta. He seleccionado 30 momentos claves en la historia de España con los que trato de hacer ver que la nación española no se construye de forma arbitraria, como a veces mantienen los nacionalismos periféricos, sino que responde a un pasado común con un patrimonio cultural, artístico y lingüístico compartido. Como historiador, me preocupa también la historia de las conquistas de las libertades individuales y colectivas de los españoles. Podría decirse que Biografía de España es como el currículum de España. P. La suya, ¿ es una historia de esencias eternas? R. No, la nación española que describo no es una nación de esencias eternas ni pueblos homogéneos, sino de ciudadanos con un pasado común y una Constitución que les une también en el presente. Sería una nación ética o constitucional frente a una nación tribal, étnica o de pueblos. P. ¿A qué atribuye el creciente interés de los lectores por la historia? R. Creo que después de un largo periodo en que la historia de España se ha silenciado en beneficio de las historias locales o regionales, los españoles tratan de afirmar su identidad, preguntándose lo que tenemos en común más que lo que nos diferencia. Hay un cierto cansancio en la gente de regionalismos y localismos. Los ciudadanos están pidiendo argumentos para demostrar que sí existió la nación española, que no es un invento arbitrario. P. Ahora que tanto se habla de globalización, ¿qué papel juegan los nacionalismos? R. Los nacionalismos son ideologías del siglo XIX que a veces resulta difícil conjugar con un sentido democrático porque por encima de todo está el deseo de afirmar una nación imaginaria. A las puertas del siglo XXI, todo proceso de construcción nacional supone aplastar diferencias, acabar con discrepancias y probablemente sólo podría hacerse conculcando derechos individuales de las personas a elegir un proyecto diferente. A estas alturas, convertir un elemento de transmisión como es la lengua en un vehículo de exaltación patriótica me parece un anacronismo.
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