La magia de un zoco marroquí
Xamira, la danzarina que cimbrea su cuerpo con suavidad de enamorada, nació en Burgos y asegura que lleva en la piel ascendencia árabe. El tragafuego de turbante y babuchas procede de Estados Unidos y sólo ha estado en Marruecos de turista. Sin embargo, es tan hábil como los artistas callejeros que se juntan al atardecer en la plaza Yemaa el Fna de Marraquech, donde la vida nunca cesa. Los dos forman parte de la troupe que desde ayer y hasta el 14 de noviembre tratan de trasladar la magia de un zoco magrebí al centro comercial Max Center, en Barakaldo. Las galerías esconden en un rincón su particular Mercado mágico de Marraquech, como lo han denominado sus promotores. En este zoco no hay vendedores de dientes que exhiben su inquietante material, ni encantadores de serpientes que demuestran su valor permitendo a los reptiles lamer su boca. Claro que no es Marraquech, pero también es un zoco en el que, como en el auténtico, se agrupan diferentes gremios: 35 puestos de productos diversos que invitan a la nostalgia. En un rincón del mercado, una pareja magrebí ofrece dulces de miel y almendras y también de sésamo, a 150 pesetas la unidad. Caminando junto a las tiendas, el paseante se topa con una pareja gallega. "Galicia meiga" reza la hojita que entregan. Leen el tarot, las runas y limpian de los malos espíritus. Todo a un precio módico. Un poco más allá, un tímido colombiano arropado con chilaba y turbante expone sus pulseras y collares de hilos multicolores. Son bonitas y cuestan 200 pesetas: la gente compra. En el zoco también se puede adquirir velas, incienso de olores infinitos, bisutería de creación propia, adornar la piel con espectaculares tatuajes de henna, admirar las piezas de plata y ámbar, adquirir amuletos contra el mal de ojo y talismanes que garantizan la suerte. Tampoco faltan las cabinas de adivinación en el mercado mágico, donde la música étnica acompaña el recorrido. Durante los días que dure la exposición, Xamira, quien nació en Burgos, pero sueña con haber heredado de las medinas el misterio en la mirada, seguirá escenificando la danza del vientre bajo la jaima naranja que da la bienvenida en el centro comercial. Le acompañará Paquita Berbel, vidente y sanadora, que lo mismo lee el tarot, que las velas o las conchas. Y no faltará tampoco Ramsés, nacido en Cuba y que vive en Miami; astrólogo y parapsicólogo. Autor de libros como el que anuncia las profecías hasta el año 2013 y de las que sus seguidores dan fe de su cumplimiento. Los tres ofrecerán sus servicios a los visitantes a las galerías comerciales. Ayer en la inauguración, Xamira danzó y Paquita, primero, y Ramsés, después, escenificaron un ritual para purificar los entes, limpiar el cosmos, conseguir un escudo proyector frente a la adversidad e incluso enviar amor a las víctimas del huracán Mitch. Palabras, fuego, agua, un abanico de plumas de pavo real, "nunca apareado" y mucho incienso fueron los elementos utilizados.
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