El distrito de Sant Martí cierra 15 locales del llamado "triángulo golfo"

Quince locales del llamado triángulo golfo del distrito de Sant Martí han dejado de funcionar en los últimos tres meses tras haber sido precintados en la mayoría de los casos por orden del distrito. Infracción de horarios, exceso de aforo o cambio de actividad han sido las infracciones que han desencadenado los cierres. La actividad lúdica de esa zona del Poblenou se concentra los fines de semana y se ha ido incrementando progresivamente, lo que ha provocado las quejas de los 5.000 residentes.

La calle de Pere IV es la que concentra muchos de los locales, aunque la zona donde están situados comprende las avenidas Diagonal y de la Meridiana; las calles de Marina y Ramón Turró, y la Rambla del Poblenou. Se trata de la parte industrial del barrio, en la que residen 5.000 personas, que son las que han planteado más quejas por el funcionamiento "irregular" de muchos locales que, en principio, tienen licencia como bares de comidas, pero que han sido reconvertidos en locales nocturnos. Desde el distrito se apunta a que los cierres de los locales no suponen "ir contra los jóvenes, sino que responden a las alteraciones de las normativas", afirma Francesc Narváez, concejal de Sant Martí. Narváez asegura que se está interviniendo en los casos en los que se descubre cambio de actividad -la reconversión de un bar de comidas en una discoteca, por ejemplo-, cuando se incumple la normativa de seguridad -por carecer de salidas de urgencia o estar inutilizadas- o por exceso de aforo, lo cual genera una situación de riesgo. En la actualidad ya no se conceden más licencias de apertura porque la zona está saturada de locales, según apuntan los propios vecinos y el distrito. Se da la circunstancia de que al tratarse de una zona de uso industrial, la normativa sólo prevé la licencia de apertura para bares de servicio a los trabajadores. Es decir, bares con horarios diurnos y básicamente de comidas. Las quejas de los vecinos comportaron que el distrito aumentara el número de inspectores y de agentes de la Guardia Urbana que patrullan por las calles, sobre todo los fines de semana. En consecuencia, los expedientes que recogen infracciones han ido aumentando y en los últimos meses se ha producido el cierre de 15 locales, en la mayoría de los casos de forma temporal. Desde la asociación de vecinos se apunta que hace ocho años, cuando empezó a producirse la concentración de locales nocturnos, nadie hacía caso de sus quejas. "Pero con el incremento constante de los locales, los problemas de saturación se están empezando a notar", comentaba ayer el presidente de la asociación de vecinos de El Parc, Jordi Osorio. Éste añade que la concentración de 18.000 a 20.000 jóvenes altera la vida de los residentes: "La mayoría son cívicos, pero hay cuadrillas que se dedican a romper el mobiliario urbano y a trastornar el bario; incluso han llegado a amenazar a alguno de los residentes que les ha increpado porque es imposible dormir". El reverso de la medalla es la postura de los dueños de los locales y de los propios jóvenes.Desde su punto de vista, se trata de un acoso municipal que sanciona injustamente los establecimientos. El pasado mes de octubre, algunos bares de la zona manifestaron su protesta cerrando sus puertas.