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TEATRO

La Zaranda ofrece su poética acritud, poco habitual en los escenarios

El Centro Dramático Nacional (CDN) cumple 20 años. El grupo teatral La Zaranda, también. Pero, curiosamente, este grupo, considerado dios por los seguidores de su religión escénica, nunca pisó el CDN. Desde hoy, la ofensa queda salvada. La Zaranda estrena, en el Teatro Olimpia, Cuando la vida eterna se acabe, su último rito, lleno de acritud poética, que poco o nada tiene que ver (parece ser que por suerte para ellos y para muchos espectadores) con ninguna forma del teatro reconocido.

La Zaranda es un grupo considerado excepcional en toda América, de Patagonia a Canadá, y tiene fervorosos seguidores en Europa. Lo demuestran no sólo las críticas que los consideran un nuevo paradigma escénico, sino los numerosos premios obtenidos. El fenómeno es menos conocido en España, aunque también tiene, incluso en Jerez de la Frontera (Cádiz), su pueblo, un público fiel.Las pocas veces que han venido a Madrid han dejado una importante huella. Con Perdonen la tristeza, la crítica les concedió el premio al mejor espectáculo de toda la temporada. Pero ellos son raros y la prueba es que les cuesta hablar de su teatro, y a sus espectadores, también. Unos y otros sólo saben que cuando actúan a todos se les encogen las entrañas y terminan con un pellizco en el estómago.

En la presentación del espectáculo que se ofreció ayer, Tomás Marco, director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, dijo que era una compañía impactante y soberbia. Juan Carlos Pérez de la Fuente, director del CDN, les calificó de sacerdotes "cuya palabra está llena de emoción y de esperanza, una droga dura que se mete en lo más profundo del cerebro humano. Por su parte, Francisco Sánchez, director del grupo y popularmente conocido como Paco, el de la Zaranda, señaló que ellos nacieron hace 20 años para hacer un teatro que saliera de lo más profundo de su cuerpo enganchándolo con las raíces de su cultura, a lo que añadió Eusebio Calonge, autor del texto: "Seguimos con las ilusiones intactas, no queremos a todo el público, pero sí al mejor".

Cuando la vida eterna... Hasta el 22 de noviembre. Teatro Olimpia. Plaza de Lavapiés s/n, metro Lavapiés. 1.300 a 2.600 pesetas.

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