"El PP cojea de centrismo y necesita pactos sindicales"
Cándido Méndez reconoce que el Gobierno del Partido Popular cuida con esmero el diálogo social, y añade que lo hace por pura estrategia: "Cojea de centrismo y sabe que necesita pactos con los sindicatos". Pero el núcleo de su política económica le parece de derechas y es ahí donde han surgido más desacuerdos que pactos en el actual proceso de negociación. Este martes, el máximo órgano de decisión de UGT, y paralelamente el de CCOO, van a analizar ese proceso. La resolución parece clara: la convocatoria de movilizaciones. Luego deben fijar la fecha, que decidirán unitariamente las direcciones de ambas centrales, un elemento que siempre es motivo de controversia y más aún ahora que las relaciones entre ambos sindicatos atraviesan serias dificultades, tal como reconoce el secretario general de UGT.Pregunta.¿Qué significa el preacuerdo para reformar el contrato a tiempo parcial?
Respuesta. Sobre todo una dignificación de ese contrato, a partir de que se establece un límite en la jornada del 77% respecto al tiempo completo, y que se fija como contenido esencial del contrato la distribución de las horas, con la garantía de que el trabajador sabe cuándo tiene que ir a trabajar, y no está a disposición absoluta del empresario. Además equipara la protección social con la jornada a tiempo completo. Con ello nos situamos en las pautas europeas.
P. ¿Ese contrato va a servir para crear empleo o para reducir la temporalidad?
R. Su eficacia fundamental debe revertir en reducir la contratación temporal. La aportación de este contrato a la creación de empleo no creo que sea determinante. No puede ser la percha de los compromisos para crear más empleo por parte del Gobierno. Eso depende de la orientación de los Presupuestos Generales del Estado, que precisamente en el año 1999 no tienen la prioridad de crear empleo.
P. ¿Con este acuerdo se ha desbloqueado el diálogo o la negociación se cierra por otras discrepancias con el Gobierno?
R. Nosotros planteamos la negociación bajo un principio, que era no pensar que íbamos al todo o nada, porque sabíamos que el todo era inalcanzable y la nada era inconcebible. Creíamos que donde el acuerdo podía estar más claro era precisamente respecto a la contratación a tiempo parcial, porque estábamos hablando de compromisos ya alcanzados con el Gobierno en los acuerdos por la estabilidad, el pacto de pensiones y la directiva comunitaria. Ahora, en la UGT consideramos que el proceso de negociación está ya en una fase de valoración definitiva, y eso lo haremos en el comité confederal de este martes.
P. ¿Eso significa que se van a convocar movilizaciones?
R. Nosotros vamos a hacer una propuesta a la luz de las profundas discrepancias que tenemos, porque la reforma fiscal supone una profunda injusticia, con un presupuesto del Inem sobre el que está gravitando el ajuste económico en vez de mejorar la protección del desempleo como nosotros pedíamos. De hecho, en la última rebaja del déficit público del 1,7% al 1,6% en el cuadro macroeconómico, se ha hecho radicar en la aportación del Estado para el presupuesto del Inem.
P. ¿Qué va decidir este martes el comité confederal de UGT?
R. Tras constatar que no avanzamos nada en el proceso de reducción de la jornada laboral, ni en la discusión con el Gobierno y la patronal sobre la norma reguladora de las cotizaciones, la propuesta de la ejecutiva de UGT debe ser impulsar la declaración conjunta que firmamos con CCOO, que contemplaba para este otoño la convocatoria de movilizaciones en los centros de trabajo y de manifestaciones en las capitales de provincia.
P. ¿Cuáles son los objetivos de esas protestas? R.Tienen tres objetivos: defender más y mejor empleo, reclamar la reducción de la jornada laboral, exigir la mejora de la protección por desempleo y contra la injusticia de la reforma del IRPF. Esta semana ratificaremos el acuerdo sobre el contrato a tiempo parcial y decidiremos la convocatoria de movilizaciones contra los desacuerdos.
P. Con esa convocatoria de movilizaciones, ¿el diálogo con el Gobierno prosigue o se ha acabado?
R. La propuesta que haremos es realizar la valoración definitiva de este proceso.
P. ¿Y se decidirá el cierre del diálogo?
R. Sí, estoy hablando de un balance final de este proceso de conversaciones. Por una razón muy sencilla, y es que en las otras dos mesas hay una posición pétrea del Gobierno en contra de incentivar la jornada laboral, y la protección del desempleo está condicionada por los Presupuestos Generales del Estado que se están debatiendo ya en el Parlamento. Esas peticiones sindicales requieren unos compromisos económicos y una orientación de los Presupuestos a favor del empleo, y se deduce que no son posibles avances significativos que pudieran permitir un compromiso entre el Gobierno y los sindicatos.
P. ¿Hay margen para mejorar la protección por desempleo?
R. Es una situación terriblemente contradictoria que el Gobierno pretenda que seamos los primeros de la clase en materia de recorte del déficit público cuando estamos en el pelotón de los torpes en desempleo. Y otro elemento, se apuesta por una contrarreforma fiscal que es injusta, de la que se van a beneficiar sobre todo los ricos, y tremendamente peligrosa, porque comporta una pérdida de recaudación muy seria cuando necesitamos precisamente que el Estado tenga recursos suficientes.
P. Parece que CCOO cree que todavía hay posibilidades de seguir discutiendo. ¿En este proceso no está UGT más radicalizada y CCOO más favorable al pacto?
R. A lo que hay que atenerse es a los resultados, y hemos puesto toda la carne en el asador para llegar un acuerdo en tiempo parcial y en los contratos fijos discontinuos. En relación a las otras mesas, no creo que tengamos grandes diferencias con CCOO respecto a las posibilidades de un avance sustancial. Y confío en que podamos hacer de forma acompasada las propuestas de movilizaciones en los máximos órganos de decisión de los dos sindicatos.
P. ¿Detrás de esas discrepancias no hay un pulso por las elecciones sindicales?
R. Por nuestra parte puedo afirmar categóricamente que no. No pretendemos ganarle las elecciones sindicales a la confederación sindical con la que mantenemos la unidad de acción. Nosotros no estamos en esa clave, sino en obtener los mejores resultados sin considerar adversario al otro sindicato. Tenemos dos adversarios que nos preocupan y a los que tenemos que vencer. El primero de ellos es que, después de este proceso de elecciones, no siga habiendo decenas de miles de empresas, sobre todo pequeñas, sin representación sindical. Y el segundo adversario es la fragmentación sindical, de la que somos también responsables por nuestros propios errores.
P. ¿Hay un problema grave en las relaciones con CCOO?
R. Las relaciones con CCOO no atraviesan un momento idílico. Eso es evidente. De lo que sí estoy convencido es de que ambos sindicatos tenemos muy claro el valor estratégico de la unidad de acción. El contexto de elecciones sindicales no es, desde luego, el mejor para que no se produzcan algunas diferencias de percepción. Pero también creo que la unidad de acción cuando se pone a prueba es en situaciones de esta naturaleza, y lo que tenemos que hacer, lógicamente, es superar las diferencias. Ésa es la voluntad de la UGT y queremos preservar lo que a nuestro juicio es un valor de primera magnitud.
P. En las últimas semanas la dirección del Partido Popular ha acusado a UGT de bloquear la consecución de pactos con este Gobierno. R.Es que hay una especie de inmadurez en el PP a la hora de analizar los comportamientos sindicales. La firma de este preacuerdo refuta esas afirmaciones del Partido Popular.
P. También les ha acusado el PP de mantener una estrategia política.
R. Me parece de un simplismo desazonante el plantear que porque se establezca una línea de confrontación con el Gobierno de turno ya se ha ido a la esfera de la política. Por la misma razón se podía decir que el sindicato que firma acuerdos esta sometido a la férula política del Gobierno de turno. De forma que es una reflexión muy simple y, además, muy desafortunada.
P. ¿No hay un acercamiento al PSOE?
R. No tenemos que acreditar nuestro interés en la defensa de los trabajadores en el marco sindical, porque ya lo tenemos archiacreditado y, como consecuencia de esto, no tenemos que probar nuestra autonomía sindical. Éramos igual de autónomos e independientes cuando pactamos la ley de 40 horas con el Gobierno del PSOE en 1983, como cuando firmamos el pacto de pensiones con el señor Aznar o cuando suscribamos este pacto de ahora. E igualmente hemos ejercido nuestra autonomía cuando convocamos la huelga general del 14 de diciembre de 1988 contra el Gobierno de Felipe González que en las movilizaciones recientes en defensa de la minería pública. P.¿Luego no tiene en cuenta las afirmaciones del PP?
R. Lo que sí puedo decir es que no nos vamos a dejar contaminar por las intimidaciones dialécticas que pretenden poner bajo sospecha cuál es el factor que empuja las decisiones del sindicato.
P. Lo que parece probado es que este Gobierno popular mima el diálogo social y que ha aprendido de los errores de los Gabinetes del PSOE.
R. Este Gobierno sabe que tiene un déficit de credibilidad. Sobre todo algunos de sus componentes más sinceramente identificados con una política de centro saben que este Gobierno del PP está cojo de centrismo y necesita pactos con los sindicatos. En términos de opinión pública, en las encuestas, se sigue reflejando una calificación como Gobierno claramente de derechas. Y por eso hace esfuerzos en esa dirección. Pero, en cualquier caso, el eje fundamental de su política económica tiene una orientación claramente de derechas, y hay un elemento esencial que es la contrarreforma fiscal, en perjuicio de la inmensa mayoría de la población, y que va a producir un retroceso muy peligroso de la capacidad recaudatoria del Estado. Luego hay esa zona templada del centrismo que caracteriza el mantenimiento de la mayoría gubernamental.
P. ¿Y el buen clima de relaciones con ese sector se ha acabado?
R. En ese sentido, si el diálogo permite razonablemente alcanzar acuerdos importantes para los trabajadores, ahí estamos como hemos demostrado. Ahora, si se pretende seguir un diálogo sin el contenido suficiente, no tenemos por qué mantener ese escenario más allá de lo razonable. Por ejemplo, esas más de doscientas horas que ha durado el debate sobre el contrato a tiempo parcial se hubieran podido acortar, porque el problema se conocía desde el principio.
P. En su petición de incentivos a la reducción de la jornada laboral hay un profundo desacuerdo. ¿La pelea por la jornada de 35 horas va a ser ardua?
R. Indudablemente, y por eso tenemos que empujar en los dos ámbitos. En el normativo y en la negociación colectiva, en la línea de países como Francia o Italia, que están avanzando decididamente por el camino de la reducción de la jornada laboral.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Pacto social
- Declaraciones prensa
- Relaciones institucionales
- Servicio Nacional de Empleo
- Subsidio paro
- Política nacional
- Cándido Méndez
- Encierros
- Convenios colectivos
- Huelgas hambre
- Empleo tiempo parcial
- Negociación colectiva
- Orden público
- Comisiones Obreras
- UGT
- Desempleo
- Seguridad ciudadana
- PSOE
- Protestas sociales
- Sindicatos
- Sindicalismo
- PP
- Malestar social
- Partidos políticos
- Empleo