Jornada negra para el maratón español
Antón y Fiz abandonaron por primera vez, y Juzdado sólo fue tercero entre el gran dominio keniano
El maratón español vivió ayer un día negro. Después de muchas jormadas de gloria, el programa doble de Amsterdam y Nueva York fue un mal trago. En ninguna de las dos carreras se produjo la brillantez que cabía esperar. Abandonaron por primera vez en la prueba Martín Fiz y Abel Antón, y en la ciudad holandesa Alberto Juzdado sólo pudo ser tercero, pero a dos minutos de su mejor marca de este mismo año en Tokio.Ante el aluvión de atletas, sobre todo africanos, y más concretamente kenianos, que han irrumpido en la histórica distancia, el varapalo ha abierto una herida que hace peligrar el optimismo español con que se podían encarar las dos grandes citas del futuro: los Mundiales de Sevilla de 1999 y los Juegos Olímpicos de Sydney en el 2000. Aunque se trate de carreras distintas, en las que no habrá dinero fijo, ni de salida ni de llegada como en las de ayer, fueron sintomáticos los dos dobletes logrados por los kenianos. Sammy Korir y John Kagwe, no sólo repitieron sus triunfos del año pasado, sino que lo hicieron ante sus compatriotas Joseph Chebet y Simon Bor, respectivamente. Este último, como en cada maratón disputada, una incorporación más a la larga lista de ilustres aspirantes a la gloria en los 42,195 kilómetros.
Primera decepción
Por horario español, Amsterdam fue la primera decepción. Tardó en producirse en carrera, pero empezó a abrir el cajón de las dudas. El trazado holandés, como el de Rotterdam, es ideal para conseguir grandes marcas. Los únicos inconvenientes son los pasos por los puentes que cruzan los canales y cuyas pequeñas subidas rompen el ritmo. Ayer pudo perjudicar también algo el suelo mojado, pues llovió hasta primera hora de la mañana. Pero poco después de mediodía las condiciones eran muy buenas. Más de diez grados, sol y nada de viento. Las numerosas liebres, además, comenzaron espléndidamente su trabajo. Un buen número de africanos y el español Bartolomé Serrano (2.12.01 horas su mejor marca, la décima española), que tiró hasta el kilómetro 26, e incluso se permitió echar la bronca a los kenianos por no llevar el ritmo para aspirar a batir el récord del mundo (2.06.05 del brasileño Ronaldo da Costa), apenas tres minutos por kilómetro, a partir del 13.La explosión española que cabía esperar se mantuvo hasta la media maratón. Juzdado y Fiz estuvieron siempre en el grupo de cabeza, tras las liebres, y con Korir como el único rival teórico de entidad, controlado. Pero ya fue raro que a Fiz le tuvieran que acercar dos miembros de la organización los bidones de bebida al paso por los kilómetros 15 y 20, porque el vitoriano no los pudo coger. Su cara empezó a tener un rictus de dolor y antes del kilómetro 21 se descolgó. Se echó la mano a un costado y no pudo seguir el ritmo. Parecía flato, pero aún se pudo pensar en lo peor y en lo mejor. La esperanza era recordar los Mundiales de Gotemburgo95, cuando tras quedarse remontó maravillosamente al mexicano Dionisio Cerón. El mal augurio, el del año siguiente, cuando tras rezagarse en Atlanta acabó cuarto y se quedó sin medalla olímpica. En cualquier caso era peor signo que en los Mundiales de 1997, cuando al menos resistió hasta el sprint final de Antón. Y se confirmó cerca del kilómetro 35, tras una paliza en solitario (incluso sin público, porque Amsterdam no es Nueva York). Cuando la diferencia con la cabeza era ya de un minuto, abandonó por primera vez en sus 12 maratones, de los que ha ganado la mitad. Un pequeño consuelo ya a estas alturas tras otro disgusto.
Quedaba la opción de Juzdado, gran vencedor este año, en febrero, en el maratón de Tokio, con 2.08.01, su mejor marca. Pero no resistió a los kenianos y se fue a 2.09.59. Pese a que el ritmo para una gran marca había caído completamente al irse Serrano, al menos podía aspirar al triunfo. Pero Korir estuvo intratable., aunque sólo con 2.08.13, 11 segundos más que en 1997. Bor hizo 2.08.47.
Segundo disgusto
Por la tarde española, mañana en Nueva York, aún quedaba la esperanza de Antón. El soriano no iba en su mejor forma, tras la lesión de espalda que le rompió la preparación más de dos semanas, pero no quería perder su última oportunidad de ganar el maratón más prestigioso. A sus 36 años, los dos últimos de su carrera, 1999 y 2000, estarán hipotecados a final de la temporada por los Mundiales y los Juegos Olímpicos. Y, en realidad, perdió la ocasióin. En una prueba con trazado y rivales mucho másdifíciles, táctica, no pasó desde el principio del segundo grupo. No podía con el ritmo. Por su altura, su cabeza sobresalía como un atleta-observatorio por encima, pero siempre detrás, de la marea negra africana ya habitual, y del brasileño Vanderlei Lima (derrotado en Atenas por él y Fiz) o el mexicano Germán Silva, ganador en 1994 y 1995. Abel esperaba que pasaran los kilómetros y que los escarceos africanos cediesen. Pero nunca pudo aspirar a nada. "Mis piernas no me respondían bien", dijo, "por la falta de preparación". Se descolgó mucho en el kilómetro 26 y abandonó. El primero tras seis carreras y cuatro triunfos.Los kenianos volvían a mandar en la mayor fiesta del maratón con 35.000 atletas presentes. También abandonó el surafricano Thugwane., el campeón olímpico. La sorpresa fue el tanzano Bayo, que se pegó a Kagwe y Chebet, los primeros del año pasado. Pero Kagwe volvió a ganar, tras cazar un ataque de Chebet, aunque no batió su récord de 1997, 2.08.24 horas., por 21 segundos. Hizo tres menos que él y seis que Bayo. Silva y Lima superaron las 2.10, y el italiano Barbi fue el primer blanco, porque otros cuatro kenianos completaron la media docena entre los 10 primeros. En Amsterdam, cuatro.
En mujeres, mientras en Amsterdam la irlandesa Kathie McKiernan hizo 2.22.23, la quinta marca de siempre, en Nueva York Franca Fiacconi completó el éxito italiano con 2.25.17. La keniana Tegla Lorupe, plusmarquista mundial (2.20.47), sólo fue tercera.
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