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FÚTBOL: PRIMERA DIVISIÓN

Juanele le echa una mano a Lillo

El Tenerife golea con facilidad al Villarreal en el Madrigal y salva el cargo de su entrenador

En una tarde espléndida, la figura grácil de Juanele burló una y cien veces a la defensa del Villarreal, sirvió los cinco goles a sus compañeros y salvó así el puesto de su entrenador, Juan Manuel Lillo, que venía muy tocado por los últimos resultados (sobre todo por la derrota en Copa ante el San Sebastián de los Reyes, de Segunda B). El Tenerife siempre llevó la proa del partido y el Villarreal sólo respondió a impulsos, los que le permitió la bravura de Albelda, un joven centrocampista con una potencia considerable (de él partió el primer gol del Villarreal, un penalti que no lo fue, pues lo provocó el jugador -arrastrando la pierna- y el árbitro picó el anzuelo).Pero apareció Juanele, un jugador frágil de aspecto físico y moral, y destrozó al Villarreal. Cinco goles marcó su equipo, y de sus botas partieron los cinco. Eso sí, con la inestimable colaboración de la defensa del Villarreal, que sorprendentente hizo agua por todas partes. Juanele, él solito, desvirgó el Madrigal, hasta ayer invulnerable.

VILLAREAL 2 - TENERIFE 5

Villarreal: Palop; Imanol, Robert, Pascual, García Sanjuán (Alfaro, m. 60), Arregui; Antonio Díaz, Albelda, Alberto (Christiansen, m. 77); Craioveanu y Moisés.Tenerife: Unzué; Vierklau, Pablo Paz, Alexis; Dani, Jokanovic, Felipe (Slovak, m. 67), Emerson, André Luiz; Juanele (Domingos, m. 87) y Makaay (Robaina, m. 85). Goles: 0-1. M. 31. Makaay de duro disparo tras recibir de Juanele. 0-2. M. 39. Contragolpe de Juanele que culmina Emerson. 1-2. M. 43. Moisés, de penalti. 1-3. M. 49. André Luiz tras una pared con Juanele. 2-3. M. 61. Imanol, de cabeza, tras fallo de Vierklau. 2-4. M. 73. Makaay, a placer, tras jugada de Juanele. 2-5. M. 79. Slovak, a pase de Juanele. Árbitro: Pérez Burrull. Amonestó a Pascual, Felipe, André Luiz, Pablo Paz, Jokanovic, Dani y Unzue. Unos 14.000 espectadores en el Madrigal.

Y eso que el Tenerife se había presentado en medio de una profunda crisis de identidad. La delicadeza de su fútbol no se veía acompañada en el marcador. Ayer sí. Juanele sacó de las chistera lo mejor de su repertorio y le hizo un roto al Villarreal, hasta este partido un equipo duro y difícil de vencer. Precisamente su teórica mejor arma, la defensa, le llevó ayer la ruina. Se mostró excesivamente vulnerable, especialmente el capitán Robert, a quien, al parecer, todo el peso de los años (36) le vino de golpe. "Jugamos siempre a remolque y al contragolpe nos hicieron mucho daño", admitió Robert tras el partido.

El equipo de Lillo apretó al Villarreal nada más descorcharse el encuentro. Su presión, sin embargo, duró ocho minutos. Después volvió a ser el conjunto apático de las últimas jornadas. Un conjunto insípido y sin convicción al que tan sólo sostenía Emerson, un portento físico y técnico.

El Villarreal, en su línea: ilusión, esfuerzo y poco más. La dependencia de Craiovenau es notable y el rumano simplemente no estuvo ayer en el partido. En realidad, el delantero rumano ya hace unas cuantas jornadas que no da la talla. Tras un comienzo de Liga espectacular, Craioveanu ha pasado al anonimato. Y el Villarreal no puede permitirse ese lujo.

El juego estuvo dormido hasta que apareció Juanele, el Tenerife se adelantó en el marcador y despertó a sus compañeros. André Luiz, Makaay y Jokanovic impusieron su calidad y el Tenerife desplegó el fútbol que a su técnico le gusta: la zona, el toque y la búsqueda de la mejor opción. Un nuevo gol de Emerson incrementó las distancias entre unos y otros. Los tres puntos parecían tener dueño definitivo, pero Albelda, al borde del descanso, fabricó una sensacional jugada y se inventó un penalti que no existía, como el propio jugador reconoció en unas declaraciones por radio en el descanso.

Juanele, en estado de gracia, volvió a hacer de las suyas tras la reanudación y el Tenerife puso tierra de por medio. El Villarreal replicó por medio de Imanol, pero Juanele inventó tres tantos más. Así salvó ayer Juanele la cabeza de Lillo, y de paso abrió los ojos al Villarreal, que para conservar la categoría tendrá mucho que rascar.

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