Borís Rotenstein se inspira en Tarantino en el montaje "Orfes"
Una casa cuyo ambiente se sitúa a medio camino entre la cárcel y el albergue. Dos hermanos huérfanos de clase marginal que mantienen una intensa relación amor-odio. Un individuo enigmático que aterrizará en la vida de ambos y la desestabilizará. Estos son los ingredientes principales de Orfes, una obra dirigida por Borís Rotenstein producida por el Nou Tantarantana y estrenada en el teatro barcelonés. El montaje, en palabras del director, está inspirado en el mundo que el realizador Quentin Tarantino retrata en sus películas, plagado por tanto de violencia, "aunque tratado desde un punto de vista diferente". En la obra hay mucha soledad y se desarrollan situaciones dirigidas directamente a los sentimientos del público. "El espectador debe sentir, sufrir y emocionarse con lo que ocurre en el escenario, que él asocia con lo que pasa en la vida", afirma Rotenstein, a quien no le gusta dar detalles sobre sus obras. El director argumenta esta negativa asegurando: "El espectador pierde su tiempo y su dinero yendo al teatro y tiene derecho a disfrutar de un cierto misterio respecto a lo que va a ver". Sus estrictas teorías sobre el hecho teatral se aplican de forma especialmente rigurosa en la selección de los actores. "Deben ser como una familia, tienen que encajar no sólo por su forma de interpretar, sino también por su personalidad. El director es, de alguna manera, un celestino", explica. La selección de actores para Orfes fue dura. Al final, los papeles recayeron en Paul Berronde, que interpreta al hermano mayor protector, y Josep Costa, que encarna al enigmático personaje.
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