La policía revisó 150 coches para hallar al homicida de Eduardo Abad
Renault 19, azul y con una pegatina amarilla en la parte trasera. Ésta fue la pista principal que siguió la policía para esclarecer la muerte de Eduardo Abad, apuñalado el domingo 4 de octubre en la calle de Genóva. La policia revisó 150 coches de la misma marca y color hasta dar con el vehículo que llevaba el adhesivo amarillo en la parte trasera, reconocido por varios testigos. Después, los agentes detuvieron en Vallecas a los tres presuntos implicados en el homicidio de Eduardo Abad.
Agentes del grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía detuvieron el pasado martes en la puerta de su casa a Manuel C. H., de 22 años, y conocido en el barrio como Lolín, como supuesto autor de la puñalada que acabó con la vida de Eduardo Abad, de 21, estudiante de arquitectura. También fueron arrestados Javier C. H., hermano del principal acusado, y su amigo Manuel M. N, acusados de encubridores.El homicidio, siempre según la versión de los testigos, se debió a una discusión de tráfico desatada cuando Eduardo se disponía a cruzar un paso de cebra y un coche estuvo a punto de atropellarle. Los ocupantes del vehículo y el peatón discutieron por no haber respetado la señal. Manuel C. H. y Manuel N. M. bajaron del coche, y el primero, supuestamente, le asestó una cuchillada mortal a Eduardo.
La policía, con la ayuda de los testigos, averiguó las características del coche y el aspecto físico de los agresores. Los investigadores comprobaron todos los incidentes ocurridos aquella noche en la zona centro. Así descubrieron que tres ocupantes de un Renault 19 habían amenazado con armas blancas a otro conductor en la calle de Alberto Aguilera.
Los agentes buscaron entre los 150 automóviles hasta encontrar el vehículo. Su propietario era Manuel C. H, domiciliado en Vallecas.
Manuel respondía a la descripción física ofrecida por los testigos. Los agentes le vigilaron varios días. En ese tiempo se cortó la coleta y se dejó el pelo muy corto. Además, no sacó el Renault 19 del garaje y utilizaba para sus traslados otro automóvil. Manuel N. M., su amigo, ha reconocido supuestamente los hechos ante el juez. Manuel, el supuesto criminal, y Javier, con un antecedente por hurto, han alegado en sus declaraciones que no recuerdan nada, según fuentes policiales.
Los amigos de los dos hermanos estaban anoche sorprendidos. Manuel y Javier, ambos mensajeros, son apreciados en el barrio. Simpáticos, abiertos y enemigos de las peleas, apenas sí salían por el centro de Madrid, según sus compañeros. "Nos cuesta creer lo que se dice de ellos", dicen. "Manuel no se metía en líos, encima tiene un problema de clavícula que no le deja ni respirar", dijo un amigo. Tampoco se imaginan que Javier se metiese en un tema así con una "familia magistral, una novia y un piso recién comprado".
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