La gesta de Glenn sacia la sed de héroes de EE UU
Clinton: "Un gran día para la gente de edad"
Robert, el propietario de Just Guns, la tienda de armas de Congress Avenue; Mónica, la ayudante del gobernador republicano George Bush para los asuntos hispanos; y Craig, el jefe de la empresa de programas informáticos de César Chavez Avenue, dieron ayer respuestas muy diferentes cuando se les preguntó sobre cuestiones de política o moral, pero coincidieron en responder con la misma frase a la pregunta sobre el regreso al espacio de John Glenn: "Es, sencillamente, estupendo". Y como esos tres vecinos de Austin, la capital de Tejas, lo veían, pensaban y sentían decenas y decenas de millones de norteamericanos.
Hacía muchos años que un acontecimiento no provocaba semejante unanimidad en EE UU. "Estoy un poco nervioso, pero eso es parte de esta excitación", le dijo el presidente Bill Clinton en Cabo Cañaveral al veterano periodista Walter Cronkite. "Me siento como un niño en su primera Navidad", añadió. País todavía joven, optimista y repleto de energías, EE UU tiene una verdadera sed de héroes. Y esa palabra, héroe, era la que, sin la menor turbación, le aplicaban ayer sus compatriotas al hombre que, a los 77 años de edad, se subió en Cabo Cañaveral a la nave Discovery para pasar nueve días en el espacio.En New Concord (Ohio), el lugar donde nació, creció y estudió Glenn, un cartel colocado en la calle principal iba aún mas lejos. "Godspeed (dios de la velocidad), John Glenn", rezaba. Era como si el mundo se hubiera paralizado y sólo ocurriera una cosa. EE UU era un país a un astronauta pegado. Para los norteamericanos, los otros seis viajeros del Discovery, incluido el español Pedro Duque, eran sólo eso: los otros seis.
Hasta Florida habían peregrinado casi 300.000 personas. Entre ellas, Clinton. Ayer había en el país un sentimiento de recuperación de aquellos tiempos de Camelot, aquellos primeros años sesenta en que las victorias norteamericanas en la carrera espacial con los soviéticos reafirmaban el sentimiento nacional de EE UU.
"Este", dijo Clinton, "es un nuevo triunfo de la democracia norteamericana". Y allí estaba Glenn, el hombre que, hacía 36 años, en tiempos del presidente Kennedy, se había convertido en el primer norteamericano en completar un vuelo orbital en torno a la tierra. Se convirtió luego en político, ocupando durante años un sillón en el Senado como representante demócrata de Ohio, y el año pasado decidió retirarse de la política y ofrecerse a la NASA para cualquier tipo de experimento sobre los efectos de la navegación espacial en las personas de edad. Ayer se convirtió en el primer septuagenario de la historia en efectuar un vuelo espacial.
Pero también estaba allí Walter Cronkite, para contar, a sus 82 años, el lanzamiento del Discovery a través de CNN. Cronkite, el periodista de CBS que durante décadas fue considerado "el hombre en el que EE UU tiene depositada más confianza", jamás ha dejado de trabajar. "Éste es un gran día para nuestros ciudadanos de edad", le dijo ayer Clinton al veterano periodista en Cabo Cañaveral. Y así era.
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