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El fiscal imputa a Conconi y Ferrari delitos contra la salud

Francesco Conconi y Michele Ferrari, los dos santones mundiales de la medicina del esfuerzo, son desde ayer sospechosos oficiales de haber practicado el dopaje. Conconi y Ferrari -su alumno predilecto, actualmente retirado- recibieron ayer la comunicación oficial de que la fiscalía de Ferrara (Italia) les investiga por el supuesto suministro de productos dopantes en el deporte. Con ello se pone bajo sospecha los éxitos del deporte italiano en las últimas décadas.

El fiscal Pierguido Soprani, que lleva a cabo la tercera investigación judicial sobre el dopaje en Italia, también ha citado en la acusación a Mario Pescante, recientemente dimitido de la presidencia del Comité Olímpico Italiano (CONI) por el escándalo del laboratorio de Acqua Acetosa.A Pescante y a Ferrari se les imputan, específicamente, los presuntos delitos de suministro de fármacos peligrosos para la salud y de engaño en la práctica deportiva, mientras que a Conconi se le investiga sólo por el segundo delito. Conconi es un biólogo que forma parte actualmente de la comisión antidopaje del Comité Olímpico Internacional y es el respetado rector de la Universidad de Ferrara.

El fiscal de Ferrara prosigue con su investigación el informe abierto en Arezzo en 1996 a raíz del descubrimiento de sustancias dopantes en las habitaciones de los componentes del equipo ciclista MG.

El principal objetivo del fiscal Soprani es el Centro de Estudios Biomédicos Aplicados al Deporte, una clínica fundada por Conconi, y financiada por el CONI, por la que han pasado los mejores deportistas de Italia en los últimos 16 años. Allí se forjó el récord de la hora de Francesco Moser, y la mejor generación italiana de fondistas en atletismo y esquí. Allí nació también el célebre test Conconi, una de las pruebas más respetadas para medir la capacidad de un deportista.

En los últimos años, el centro se había centrado sobre todo en ciclismo. Ferrari, que se inició en el gabinete de Conconi, se estableció por su cuenta y sus métodos (sobre todo el entrenamiento en intensidad) marcaron una época. Por sus manos han pasado grandes corredores, como Moreno Argentin, Eugeni Berzin, Tony Rominger y Abraham Olano.

La policía judicial registró ayer el centro, el despacho de Conconi en la universidad y la sede provincial del CONI y se incautó de documentación y fichas médicas de deportistas desde 1982 hasta la actualidad. Conconi ya estuvo hace años en el disparadero como presunto recomendador de las bondades de la autotransfusión sanguínea en el deporte de resistencia.

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