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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Guerra al viajero

LOS VIAJEROS que en su ingenuidad pretendieron tomar algún vuelo en Barajas durante la última semana quedaron atrapados una vez más en una red de incomprensibles retrasos en los vuelos y tupida desorganización provocada por uno de esos conflictos absurdos que, al parecer, sólo pueden darse en el aeropuerto madrileño y en Iberia. Los usuarios son las víctimas de una supuesta huelga de celo de los pilotos de Iberia, que el sindicato de pilotos SEPLA niega vehementemente -porque es ilegal- y que, como no existe oficialmente, carece de solución. La empresa y los pilotos han sido incapaces de ponerse de acuerdo en dos años para firmar un convenio. El resumen de esta guerra inacabable entre la compañía y los pilotos, cae, como siempre, sobre las espaldas de los usuarios. En la última semana se han manifestado en retrasos que afectaron a más del 50% de los vuelos y repetidas amenazas de colapso debido a las demoras que el conflicto origina a otras compañías.El conflicto es un asunto exclusivo de Iberia y de los pilotos. A ellos ha de imputarse enteramente este desprecio a los derechos de los viajeros, que no tienen por qué sufrir las consecuencias de las carencias negociadoras de la empresa ni de la negación permanente de los pilotos a asumir lo que son, empleados de una empresa que está al servicio de los ciudadanos que paguen sus billetes.

Iberia está obligada a poner fin a una situación absurda para defender los derechos de los viajeros y su propia capacidad de gestión. Si para ello ha de recurrir a los tribunales, hágalo. Lo que no puede es castigar a los usuarios con la habitual desinformación, porque ésa es una responsabilidad de la compañía, no de los pilotos.

La urgencia es aún mayor después de que British Airways se haya comprometido a comprar al menos el 8% de su capital y en los prolegómenos de una privatización del 40%. Los mercados suelen castigar la falta de decisión para resolver los problemas.

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