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"Pacta sunt servanda"

VICENT FRANCH En todo este largo trayecto que había de conducir al establecimiento de bases sólidas para superar la asignatura pendiente desde la transición sobre el papel contradictorio que juega la lengua propia de los valencianos en la construcción de nuestro autogobierno, es la primera vez que me dejo vencer por el pesimismo. Finalmente, los episodios que se han venido sucediendo desde las vísperas de la aprobación de la ley que creó la AVL, o bien traducen que los actores principales (el PP y el PSPV-PSOE) no saben, se olvidan o ni siquiera sospechan la importancia de los pasos dados y la calamidad que supondría no culminarlos con una rúbrica generosa, o, simplemente, sorprendidos por el inopinado éxito que supuso el dictamen (que fue verdaderamente el dato crucial en el contencioso) son víctimas ahora de su débil convicción. Cuando no debe perderse de vista que el pacto consagró una nueva sensibilidad -la de la concordia y la de la lealtad a los términos del acuerdo- que todo parezca reducirse a la estéril lucha de perseguir -para después esgrimir-, una victoria que no pueden tener en solitario ni el PP ni el PSPV-PSOE, da la pauta del rumbo perdido por los negociadores políticos en un menester tan sencillo como darle nombres y curricula a una institución que debe sellar sin sobresaltos, con generosidad y moderación el punto de encuentro trabajosamente conseguido. Que ahora se caiga en la cuenta de que tanto el PP como el PSPV-PSOE debieron trasladar a la nómina de los previsibles académicos una delegación política conjunta para dirigir la constitución de la nueva institución y la distribución del trabajo sólo significa que alguien se precipitó en esgrimir un listado de técnicos cuyo cometido normal en una institución reproductora de la división que permanece fuera entre quienes no dieron el sí ni al dictamen ni a la ley, se hace poco menos que imposible. Por eso me permito recordar que quizás hubiera sido mucho mejor establecer una sección de Filología en el CVC, de sólo 11 miembros, amparados directamente por la mayoría de académicos que hizo posible el documento de convergencia, que no esta AVL para cuya provisión o sobran algunos o faltan otros. Pero quiero ir más allá, y recordar de nuevo que en la nueva AVL no puede haber nadie que por activa o por pasiva esté en contra de lo acordado y, por lo tanto, añadir que al reforzamiento político de la institución con la designación de candidatos con carisma en las fuerzas políticas que apoyaron parlamentariamente el dictamen y la ley deberían acompañarles nombres de inequívoca lealtad a lo acordado y no una entelequia, una incógnita a descubrir cuando quizás ya sea tarde, para que continúe, ahora subvencionada generosamente por la Generalitat, una guerra terminal para la lengua. Yo apelo a la cordura de quienes hicieron posible bajo el fuego graneado de todos los irresponsables que pululan en nuestra desgraciada vida política para que se dirijan de nuevo a la política recordándole que en el trato cerrado va implícito que quienes resulten investidos no pueden proceder en modo alguno de aquellos cubiles donde se han estado frotando las manos ante cada tropiezo del pacto, ni de aquellas cavernas cuya intención era y es la liquidación del crédito que unos y otros hemos invertido en este proceso.

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