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FÚTBOL PRIMERA DIVISIÓN

Rivaldo saca del atolladero del "derby" al Barça

El Espanyol cae cuando más dominaba tras un penalti materializado por Giovanni

Robert Álvarez

El derby en sí mismo, más que el propio rival, amenazaba con sepultar al Barça cuando Rivaldo, a falta de nueve minutos para el final, enganchó el balón en la zona de medios blanquiazul y pegó el latigazo que domó al Espanyol. No llegó a ser gol. Pero Domínguez no encontró mejor solución que hacerle penalti in extremis al brasileño. Tuvo que ser retirado en camilla Rivaldo. Pero Giovanni estuvo inconmensurable en el lanzamiento de la máxima pena. Lo cual no deja de tener su miga porque el estado de ofuscación que vive el equipo azulgrana es de tal magnitud que hasta la ejecución sumarial provoca todo tipo de incertidumbres: no se sabía muy quién iba a ser el encargado de lanzar el penalti en la última ocasión ante el Salamanca y, encima, Luis Enrique lo falló.Así vive hoy por hoy el campeón. Así ganó ayer en Montjuïc en un partido que amenazaba con ahogarlo y que, pese a ganarlo gracias a esa aparición fulgurante de Rivaldo, no deja de agrandar una lista de paradojas sólo inteligibles para Louis Van Gaal. Los números le cuadran al técnico. Dígase lo que se diga, la realidad es que ganó el Barça después de haber jugado casi una hora -no se cumplió porque Domínguez también se tuvo que ir al vestuario por su entrada a Rivaldo- con un jugador menos después de que la cintura y la falta de recursos de Pellegrino quedaran en evidencia al ser castigado con la segunda tarjeta amarilla en el minuto 32. Pero justo la realidad no está sólo en los números. Y al respecto, bueno será repasar en qué condiciones ganó ayer el Barça además de esa inferioridad numérica. La segunda parte estaba siendo del Espanyol de una manera aproximada a como lo había sido del Bayern de Múnich la primera mitad del pasado miércoles en la Liga de Campeones. Hesp era sometido a un pim, pam, pum que no era sino la definición exacta del atrincheramiento y la impotencia del Barça. Y para más señas, el equipo azulgrana se las apañaba como podía con dos laterales que no lo son, Luis Enrique y Cocu -que quedó en evidencia ante De Lucas, el canterano que le dio el empate al Espanyol-, con un centro del campo en el que sólo Xavi responde al estereotipo ya que en los flancos se situaban Figo y Giovanni, y con una delantera en la que Rivaldo se movió como pez en el agua cuando abandonó la punta izquierda a la que le desea atar su entrenador holandés. Otra cosa sería si Van Gaal llega a ser tan ingenioso que lo que trata es lo que ayer consiguió Rivaldo: brillar y ser decisivo cuando se desplazó hasta el extremo opuesto, para dar desde la derecha, y después de una primorosa jugada iniciada por Xavi y continuada por Luis Enrique, el balón con el que Kluivert castigó la confusión en la que el Espanyol se desenvolvió en los primeros minutos. O esa otra acción en la que, tomando el cuero desde la izquierda se fue en horizontal hasta la zona derecha para hacer una pared con Figo y permitirle al portugués que enviase un trallazo al travesaño. Y así hasta la acción del penalti de Domínguez, en la que Rivaldo acabó entrando nuevamente por la zona derecha del ataque azulgrana. En resumidas cuentas, Rivaldo y el Barça por extensión no hicieron sino constatar la candidez, la concesión de espacios y la tibieza -Brindisi pedía que se le hiciera falta al brasileño ya cuando tomó el cuero en la medular- en la que se mueve el Espanyol. El debut del ex-jugador del Las Palmas como técnico del equipo blanquiazul no cambió apenas la impronta que dejó Marcelo Bielsa: buena pinta y mejor intención en el desarrollo del juego pero carencia de pólvora ante la portería rival y de atributos sólidos en la propia.

ESPANYOL 1

BARCELONA 2Espanyol: Toni; Cristóbal, Pacheta, Iván Helguera, Domínguez; Villa (De Lucas,m.46), Galca, Quique Martín (Serrano, m.70); Benítez, Esnaider y Martín Posse. Barcelona: Hesp; Okunowo (Nadal, m.36), Abelardo, Pellegrino, Cocu; Luis Enrique, Xavi, Giovanni; Figo, Kluivert (Anderson,m.67) y Rivaldo (Zenden, m.82). Goles: 0-1. M.9. Xavi hace jugada con Luis Enrique que cede a Rivaldo que, desde el extremo derecho, centra para Kluivert que controla con la derecha y empalma a la media vuelta con la zurda. 1-1. M.58. Balón colgado por Domínguez que De Lucas, desde la posición de extremo derecho, controla con la cabeza para deshacerse del marcaje de Cocu y empalmar un disparo a media altura. 1-2. M.83. Arrancada de Rivaldo que sortea hasta cinco jugadores blanquiazules y es zancadilleado por Domínguez.El penalti lo transforma Giovanni a media altura. Árbitro: Andradas Asurmendi. Expulso a Pellegrino por doble tarjeta amarilla (m.32) y a Domínguez con roja directa (m.81). Amonestó a Helguera, Kluivert, Galca, Figo y Serrano. 36.200 espectadores en el estadio Olímpico de Montjuïc. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Carlos Ferrer Salat.

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Los retoques de Brindisi en la segunda mitad -se atrevió oa darle la alternativa a un De Lucas de estilo mucho más ofensivo que Villa- le dieron la manija por completo a su equipo que pasó a actuar en una disposición 3-1-3-3 ante el 4-3-2- al que recurrió Van Gaal tan sólo producirse la expulsión de Pellegrino: castigando con el relevo las indecisiones de Okunowo, dando entrada a Nadal en el eje defensivo, retrasando a Luis Enrique al lateral y a Figo al centro del campo.

El Espanyol ganó metros y, además del tanto de De Lucas, dispuso de dos claras ocasiones: un tiro desde la derecha de Esnaider que sacó Hesp y un centro de Serrano al que Martín Posse, con la puerta vacía, no llegó por muy poco.

El derby no se sustrajo a sus más rancios tópicos: dos expulsiones, varios lesionados -Kluivert y Rivaldo los más perjudicados- , un penalti, la polémica porque el Espanyol creyó ver otro de Luis Enrique sobre Serrano a un minuto para el 90 y acabó con otro dato que define el carácter que ilustra al Barça: cuando peor lo tiene -como en Madrid o como en Manchester-, más fiero se vuelve. Cuando está en el atollader es letal.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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