_
_
_
_

Luis Fernández Zaurín narra la angustia laboral de las jóvenes generaciones

Luis Fernández Zaurín (Barcelona, 1964) no ve demasiadas posibilidades: "El futuro no existe. Los personajes de mi libro lo saben. Hay un mensajero que cuando le preguntan por el futuro dice que él se morirá de cáncer de pulmón y pronto. El presente está cerrado y no pueden salir de él". Zaurín acaba de publicar Y tú de qué trabajas (DVD), 10 relatos severamente extraídos de la vida donde repartidores de pizzas, periodistas, disc jockeys, maestros, modelos, guardias jurados y mensajeros, todos jóvenes, todos resignados, describen su tiempo.

El libro lleva un prólogo de Franciso Candel y en él sugiere que su título también podría haber sido Y tú de qué no trabajas. Lo orna luego un pensamiento de Aznar: "España va bien". Y lo culmina un epílogo del autor. Dice uno de sus párrafos: "Si dividimos la cantidad abonada por el editor en concepto de adelanto de los derechos de autor entre el número de horas invertidas, la resultante precio/hora es inferior a cien (100) pesetas". A pesar de los 20 duros, Zaurín -poeta, premio Enrique Ferrán y Gerardo Diego, colaborador de EL PAÍS y de otras publicaciones- no se siente exactamente uno de sus personajes. Es joven, y no trabaja en lo que quiere, pero dispone de un sueldo en la Administración. En su libro no hay triunfadores. Ninguno de esos jóvenes informáticos capaces de haber reunido a los 25 años todo el dinero que van a necesitar en la vida. La mayoría de sus protagonistas mantienen con la vida una relación fría, desapegada, inexorable: "Somos la generación mejor preparada de la historia y la peor tratada laboralmente. Los triunfadores son una excepción. Quizá necesitasen otro libro, pero escrito a partir de la convicción de que los otros forman una mayoría aplastante". El autor insiste en que el presunto lloriqueo generacional tiene esta vez características singulares: "Ya sé que los jóvenes siempre han tenido grandes dificultades para imponerse y que de alguna manera todas las generaciones han negado, en un momento u otro, el futuro. Pero creo que esta generación va a ser la primera de la historia en acertar en su diagnóstico sobre el porvenir". El alargamiento de la edad y la consecuente incorporación más tardía de los jóvenes a la vida autónoma es el único dato corrector que acepta el pesimismo de Zaurín: "Sí, es posible que un joven de 23 años corresponda al que hace un siglo tenía 17 o 18, y que la autonomía laboral se alcance más tarde. Ahora bien, yo me pregunto qué grado de madurez real, social, intelectual, puede alcanzar un joven que sea vea obligado a vivir en la casa de los padres hasta una edad tardía".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_