Una boda en la jornada de reflexión
El candidato del Partido Popular a lehendakari, Carlos Iturgaiz, ha perdido unos tres kilos en esta campaña, en la que se ha recorrido casi 3.000 kilómetros de Euskadi y en la que, sin embargo, ha ganado un año -ahora tiene 33- y se parece cada día más al Greco. El presidente del PP en el País Vasco tendrá hoy una inmejorable ocasión para reflexionar relajado y para engordar su demacrada silueta. Iturgaiz dedicará su último día antes de las elecciones a la familia -tiene una esposa y dos hijos que apenas ha visto en los últimos meses- y a celebrar con sus compañeros la boda de una edil de Galdakao, Nerea Llanos, que se casa esta tarde en la capilla de la universidad de Deusto. El convite nocturno se celebrará en la exclusiva Sociedad Bilbaína. Carlos Iturgaiz puede parecer demasiado joven para un reto tan relevante como el que se juega en estas elecciones, aunque no es precisamente un novato en política. Tampoco es la imagen prototípica de un dirigente de derechas: hay quien le recuerda muy barbudo, más que ahora, pegando carteles a favor de la insumisión en su pueblo de nacimiento, Santurtzi, una localidad obrera de la Margen Izquierda. Ha sido concejal, juntero, parlamentario autonómico y secretario general del PP vasco antes de que en 1996 Jaime Mayor Oreja, la verdadera alma de este partido en el País Vasco, emigrase definitivamente a Madrid para formar parte del Gobierno de Aznar.
4.200 afiliados
Desde entonces Iturgaiz es el presidente de un partido con apenas 4.200 afiliados, 240.000 votantes potenciales en unos comicios generales y apenas 16 sedes repartidas por todo el territorio. Un partido contradictorio entre su importancia y su presencia real en la sociedad vasca. Durante su mandato, el PP ha multiplicado su militancia, especialmente entre los más jóvenes, y su representatividad institucional. Pero también ha perdido, asesinados por ETA, cinco concejales. Ese trauma ha fortalecido su carácter y también su imagen, dentro y fuera del partido. Su conversación es afable y campechana en el trato corto, pero se pone excesivamente nervioso en sus intervenciones públicas. En los mítines se equivoca en demasiadas ocasiones. Los expertos en telegenia del PP han trabajado mucho durante esta campaña sus gestos para calcarlos a los habituales movimientos pendulares con las manos de Aznar.
Como anticipo a la jornada de descanso, ayer, acompañado de varios dirigentes guipuzcoanos, recorrió el muelle donostiarra hasta llegar al oceanario, recientemente inaugurado. Recorrió el recinto con cierto asombro, tocó las tortugas, carpas y rayas a través del tubo de metacrilato, y miró a cierta distancia las pirañas.
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