_
_
_
_

La autopsia de Griffith descarta el uso de drogas y revela un corazón normal

La velocista y campeona olímpica Florence Griffith Joyner murió por asfixia hace un mes tras sufrir un ataque epiléptico mientras dormía, informaron ayer, viernes, autoridades médicas del sur de California. El colapso fue provocado por una malformación congénita de los vasos sanguíneos de su cerebro llamada angioma cavernoso. Así lo manifestó el doctor Richard Fukumoto, jefe de la Oficina Forense del Condado californiano de Orange. La autopsia descarta el uso de drogas y revela un corazón normal, el propio de un atleta en buena forma.

Más información
Una carrera por golpear más duro

Los exámenes toxicológicos mostraron que Griffith Joyner, de 38 años, tomó una pastilla de analgésico Tylenol y un antiestamínico llamado Benadril antes de su muerte. Pero las pruebas en busca de restos de alcohol, drogas y sustancias dopantes fueron negativas, según informaron las autoridades administrativas en una conferencia de prensa celebrada en el condado de Santa Ana. Fukumoto dijo que no encontró ninguna anomalía en el corazón de Florence Griffith durante la autopsia: "Ella tenía el corazón normal en una atleta que estaba en buena forma". Las palabras de Fukumoto aclaraban la incógnita surgida cuando, en el momento de la muerte de Griffith, el 21 de septiembre, un portavoz de la familia dijo que el tamaño del corazón hipertrofiado había sido la causa de la muerte.

La doctora Barbara Zaias, una neuróloga de la oficina del forense, dijo que la anormalidad que sufría Griffith en los vasos sanguíneos del cerebro se encuentra en un 25% de la población y mucha gente vive una larga vida sin siquiera conocerlo. Otros sufren dolores de cabeza o ataques producidos por derrames microscópicos.

Según Fukumoto, Florence Griffith había estado durmiendfo boca abajo cuando el ataque la impulsó a girar la cabeza hacia su almohada, restringiendo la entrada de oxígeno en sus pulmones y provocando la asfixia. "En términos profanos", apuntó el doctor Fukumoto, "ella se sofocó hasta la muerte".

Anteriormente, su familia había dicho que Florence había sufrido un ataque mientras viajaba en avión dos años atrás y que había pasado una noche en el hospital pero que no había sido determinada ninguna causa del ataque. Fukumoto dijo no conocer ninguna conexión entre las drogas dopantes y el angioma cavernoso.

En los días que sucedieron a su muerte, sin embargo, los médicos advirtieron contra el intento de relacionar su muerte con la utilización de sustancias ilícitas. Por su parte, Griffith Joyner siempre negó haber tomado alguna sustancia prohibida. Tras conocerse el resultado de la autopsia, la Federación de Atletismo de EE UU ofreció un comunicado en el que manifestaba que "los informes médicos sobre la causa de su muerte reafirman nuestras creencias y cada día celebraremos con más intensidad y dedicación el legado de gracia, estilo y velocidad que Griffith nos dejó para siempre". Florence Griffith conserva aún los récords del mundo en 100 (10.49 segundos) y 200 metros (21.34), establecidos ambos en 1988.

Al Joyner tuvo palabras emotivas para salvaguardar la memoria de su fallecida esposa. El ex atleta fue cáustico: "Mi esposa fue sometida a un control final, un último control antidopaje, y dio negativo. Así que dejad que su alma descanse en paz".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_