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"Lo mejor ha sido la gente"

Mantones fuera, mantillas dentro. "Lo mejor, como siempre, ha sido la gente, la calle", decía Jesús Aguirre, duque de Alba. En la foto de familia, el azar y las apreturas lo situaron junto a Francisco José Rivera Pantoja, vulgo Paquirrín. Uno, el académico, venía de conmemorar el centenario de Dámaso Alonso, que fuera presidente del Palacio de la Palabra. El otro, de celebrar la presentación del nuevo disco de Isabel Pantoja, la misma noche que Ana Belén bautizaba sus Lorquianas. Qué surrealista imaginar un disco de Isabel Pantoja, marquesa del Tardón, con versos de Dámaso Alonso. El escenario era la mar de literario. Allí, de donde salió la novia en coche de mulas con su hermano Cayetano vestido de húsar de guardarropía, nació Antonio Machado. Y en Dueñas estuvo Jorge Luis Borges en 1984, la misma semana que un toro mató a Paquirri en Pozoblanco, el padre del novio, de Paquirrín y de Cayetano Rivera Ordóñez. Fue la fiesta de los Cayetanos. A Borges -y a Italo Calvino- los trajo a Sevilla Jacobo Martínez de Irujo, fundador de editorial Siruela, director de la revista El Paseante.

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Eugenia Fernández de Castro, ex esposa de Jacobo, era de las primeras en salir. Con un traje de Victorio y Lucchino, iba en compañía de sus hijos Jacobo, 19 años, y Biandra, 14, una joven vestida para la ocasión por la firma gaditana de Teresa Torres y Javier Cosano. "Esos niños eran como dos gacelas en el hermetismo del palacio", decía la diseñadora. Un Jacobo jacobino.

Fernando Falcó, marqués de Cubas, parecía el nuevo director de El Paseante. Ex marido de Marta Chávarri, ex cuñado de Isabel Preysler, iba de un lado a otro. "¿Ya se va usted, señor marqués?", le decía Juan Solís, casero de palacio. El marqués, hijo de la ira, se quedó sin cobertura en el móvil y buscaba a Fátima de la Cierva, su esposa. Llegaba el panadero con medio centenar de piezas. Como no fueran para gazpacho o para los pájaros...

"Carmen ha llorado un poquito, es muy llorona y hoy tenía ocasión", decía Belén Ordóñez de su hermana Carmina, que al final hizo un sitio en la foto oficial entre tanto Cayetano para Ernesto Neira, el tercero de sus maridos. "No creo que haya que ponerle adjetivos a la boda", comenta Jesús Aguirre. "El Verbo se hizo carne, y lo enlataron", se lee en el primer poema del libro Mística inversa, del poeta Abelardo Rodríguez, que como todos los días pasaba delante de Dueñas camino de sus quehaceres.

Entre mantillas, chaqués, pajes y manojos de nervios, una señora se paseaba en serena soledad. Era una norteamericana de Virginia con porte de reina de Inglaterra, viuda del oculista Castroviejo. Si la boda debe celebrarse en terreno de la novia, Cayetano Martínez de Irujo se casará en Carabanchel, patria de Mar Flores y de Manolito Gafotas. El servicio con perrito despedía a la novia. La película estaba en marcha. Faltaba el director. Hablaba un guardaespaldas con un vigilante jurado. "¿El Berlanga famoso de Prosegur es primo tuyo?".

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