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Pesadilla policial por una moto

A Daniel y Sergio Mangas, dos hermanos malagueños de 21 y 19 años, no se les olvidará el puente del 12 de octubre, porque les tocó pasarlo entre rejas. Y peor aún fueron esas 48 horas para su madre, que las consumió deambulando con el coche en busca de sus hijos. Toda esta historia, que ha terminado con denuncias a la Policía Local de Málaga, al Cuerpo Nacional de Policía y con una queja al Defensor del Pueblo andaluz, comenzó con una discusión de tráfico y con la pérdida de una moto. "Se supone que a la Policía la pagamos entre todos para que nos proteja. ¿No? Pues yo no consigo entender por qué se porta de esa manera", repite María Dolores Sánchez. Ha decidido no parar hasta que alguien le dé una explicación. Según relatan sus hijos Sergio y Daniel en la denuncia presentada en los juzgados malagueños, el calvario comenzó en la madrugada del sábado, cuando volvían de la boda de su tío. Sergio y Daniel tenían intención de alargar un poco más la celebración, y se fueron en su moto hacia la zona de bares del centro. "Decidimos cortar camino metiéndonos en dirección contraria por una calle, pero cuando vimos que venían coches, quisimos dar la vuelta", explica Sergio, el menor. "Indicamos a un coche que venía de frente nuestra intención, pero el conductor siguió y nos dio de refilón al pasar. Me bajé de la moto y fui a pedirle el seguro. Entonces él aceleró, arrolló la moto y la arrastró hasta que lo perdimos de vista". Ahí fue donde empezó el lío. Según hacen constar en la denuncia, los dos hermanos, muy nerviosos, fueron corriendo hacia un coche de la Policía Local para pedir a los agentes que les ayudaran a buscar la moto. Los agentes, en lugar de ayudarlos, los redujeron a golpes de porra, los metieron en el coche y los llevaron primero al hospital y después a Comisaría. "Ya en Comisaría, nos dijeron que el conductor del coche se había entregado, así que pensamos que todo se iba a solucionar, que nos iban a devolver la moto y que todo había sido un error. Por eso no quisimos que avisaran a nuestra madre, para no preocuparla", sigue Sergio. Pero la pesadilla duró aún 48 horas. Cuando el lunes 12 de octubre la juez de guardia decretó su inmediata puesta en libertad, su madre los daba por muertos. Había llamado a todos los hospitales y comisarías, incluida la Comisaría Provincial, donde sus hijos estaban detenidos, pero el agente que atendió su llamada le dijo que no se encontraban allí. "Salvo en casos delicados, de tráfico de drogas o cosas así, siempre decimos a los familiares que se personan en comisaría que los detenidos están aquí. Pero no damos información por teléfono por razones de seguridad", dijo ayer un portavoz de la policía. Por eso, ahora, María Dolores, una ATS que ha luchado por sacar adelante a sus tres hijos y que asegura que "lo último que podía pensar es que estuvieran detenidos", está dispuesta a llegar hasta el fondo del asunto. Ha presentado una denuncia contra el Cuerpo Nacional de Policía y una queja al Defensor del Pueblo andaluz para que investigue los métodos de la Policía Local malagueña, además de la denuncia presentada por sus hijos contra los cuatro agentes locales que los detuvieron. "No hay derecho a que pase esto en una democracia", repite. De la moto no han vuelto a saber nada.

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