_
_
_
_

Clos y Pujol bailan sardanas en Nou Barris

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y el alcalde de Barcelona, Joan Clos, coincidieron ayer en el Aplec Sardanista de la Guineueta (Nou Barris), que congregó a millares de personas. El encuentro no pareció complacer a Pujol a juzgar por el saludo glacial que dispensó al alcalde cuando éste acudió a estrecharle la mano. Para el presidente catalán la mañana resultó un baño de multitudes. No dejó rincón del parque por recorrer, parándose a cada paso con los asistentes que se les acercaban. Clos empleó su tiempo en bailar un rato con cada colla sardanista. La jornada deparó algunas anécdotas, como la protagonizada por un joven que se dirigió a Pujol a pedirle trabajo y que después de la breve charla le llamó "Maragall", a lo que el presidente le cortó secamente diciendo: "Mi nombre es Pujol". Minutos antes su esposa, Marta Ferrusola, tuvo que corregir a otro joven que le preguntó: "¿Usted es la esposa de Maragall?", a lo que ella, sin perder la sonrisa, respondió: "I ara! Mi marido es Pujol". El presidente catalán consideró que ayer "no tocaba" hacer declaraciones sobre asuntos distintos al encuentro sardanista. No ahorró adjetivos al referirse al homenajeado: Ricard Viladesau. Al nombrar a Viladesau, allí presente, de quien Pau Casals dijo que no había oído tocar la tenora a nadie como a él y que le consideraba el príncipe de este instrumento, Pujol no quiso quedar atrás y le llamó "el emperador". El primero en llegar al parque de la Guineueta fue Joan Clos. Cuando avistó desde lejos la llegada de Pujol, se acercó a saludarle. El líder de CDC no cambió el semblante y dedicó al alcalde menos tiempo del que dispensó a cualquiera de los asistentes que hacían el gesto de estrecharla le mano. A Clos se le congeló la sonrisa a la vista de que Pujol sin pararse continuó repartiendo saludos a discreción. Los dos dejaron constancia de un estilo distinto de hacer política: el presidente andando a paso ligero y haciendo preguntas a los sardanistas. Cuando el portavoz de alguna colla le invitaba a bailar, contestaba sin rodeos: "Sólo bailaré una, y no os fijéis porque soy un desastre para el baile". El parque donde se celebró el aplec estaba rodeado de zanjas de las obras del paseo de Valldaura. A preguntas de los periodistas, Clos salió al paso de las molestias que las abundantes obras en curso ocasionan a los habitantes de Nou Barris. "Las obras acabarán, las molestias también, pero las mejoras quedarán. Todos sabemos que es una inversión de futuro". Pero en el presente lo cierto es que transitar a pie por la zona y después de las lluvias requiere cierta pericia. Clos se mostró encantado con la noticia de la detención del general chileno Augusto Pinochet y la calificó de "importantísima". El alcalde opinó: "Lo que cuenta es que a finales del siglo XX tengamos un sistema judicial internacional que funcione, lo que a mi juicio es un avance muy importante para garantizar los derechos humanos". Jordi Pujol tuvo palabras de elogio para la Agrupación Sardanista de Roquetes, de la que dijo que es una de las más importantes de Cataluña: "La fidelidad a la sardana es más que a un baile, lo es al espíritu de Cataluña, al espíritu patriótico", remachó. Y añadió que en este país hay muchos caminos, "y está bien que así sea, pero el vuestro [la sardana] es bueno". Aparentemente, cada político iba a su aire, pero daba la impresión de que se observaban por el rabillo del ojo. Sobre todo, Pujol tuvo buen cuidado en no coincidir con Clos en la sardana que todos los políticos presentes bailaron juntos. También asistieron al aplec la teniente de alcalde de IC, Eulàlia Vintró, y el diputado Jordi Portabella (ERC).

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_