El festival tiene una escasa repercusión en el sector del cine
Una de las críticas que desde hace años se realiza a la Mostra de València-Cinema del Mediterrani es la escasa repercusión que tiene en el sector cinematográfico. La presencia de distribuidores, exhibidores y de responsables de cadenas de televisión, por ejemplo, es escasa o nula. Esto significa que las películas de la sección oficial, que atiende al cine realizado en los países de la ribera del Mediterráneo, no encuentran la forma de acceder al mercado cinematográfico europeo o español en un festival que, precisamente, se creó con la finalidad de abrir las puertas a las cinematografías más minoritarias. Ciertamente, la especialización de esta sección es un obstáculo y un riesgo, pero también es, al mismo tiempo, un desafío y la razón de su existencia, si quiere continuar siendo un festival competitito, con premios en metálico, y no convertirse en un certamen que sólo se dedica a exhibir películas. La argelina Colette Nucci participó como actriz en la película que ganó la Palma de Oro hace dos años, Las Hermanas Hamlet, de Abdelkrim Bahloul, y según comentó ayer, no sirvió para que algún distribuidor o alguna cadena de televisión se interesara por ella. Este año, Nucci ha venido como responsable de producción de La noche del destino, también de Bahloul, que concursa en la sección oficial, y se ha sorprendido, al igual que otros colegas, por la ausencia de un mercado del cine. "Preferiría la distribución de la película o la compra de sus derechos por una cadena de televisión que ganar el dinero del primer premio [tres millones de pesetas]", comentó. No es una situación exclusiva de las películas que concursan en el festival que organiza la Fundación Municipal de Cine. La noche del destino, por ejemplo, también tiene problemas para ser bien distribuida en Francia. El cine norteamericano y en mucha menor medida el realizado en los respectivos países copan la mayoría de las salas. La Mostra incluso ha tenido que suprimir algunas conferencias de prensa de los realizadores de la sección oficial por la escasa asistencia de informadores. Pero en vez de intentar potenciar esta sección, Luis Fernández optó hace años por dar cabida a ciclos y profesionales del cine ajenos a su especificidad, con lo cual, el festival nada en una indefinición alarmante que desemboca en la uniformidad de su oferta cultural, con el agravante de que la industria cinematográfica lo ignora. De esta manera, la Mostra, con un presupuesto de 180 millones de pesetas, da la impresión de ser un mero exhibidor provincial de películas (algunas de ellas, las menos, de países extraños), y no un punto de encuentro singular de la cultura mediterránea.
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