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"Ni somos ni nos sentimos coartada de los nacionalistas"

Javier Madrazo Lavin (Santander, 1960) no usa ni en una sola ocasión la sigla en castellano de su coalición. En su boca, Izquierda Unida es siempre Ezker Batua o EzkerBatua-Berdeak, haciendo sitio a los ecologistas que les acompañan en la disputa por el voto vasco. Hace cuatro años seis diputados de IU-EB pisaban por primera vez la Cámara de Vitoria encabezados por este profesor de instituto fajado en los movimientos pacifistas (Gesto por la Paz y Bakea Orain) en sus momentos más incipientes y que aceptó en 1994 el reto de convertirse en político profesional, una condición que rechaza de todos modos. Mantener esa representación en la polarizada vida política vasca es, en opinión del propio candidato a lehendakari de la coalición de izquierdas, un excelente resultado. Pregunta. ¿Ha respondido esta primera legislatura a sus expectativas cuando aceptó dar el salto a la política?

Respuesta. Básicamente, sí, aunque nos hemos encontrado muy solos. Hemos defendido en solitario las propuestas de los sindicatos, los movimientos sociales y los planteamientos de la izquierda en general, porque otros, en principio progresistas, como el PSE y EA, se han entregado a las políticas antisociales del PNV y porque HB ha brillado por su ausencia ante la defensa parlamentaria de políticas de igualdad y de los intereses de los más desfavorecidos. El Gobierno tripartito no ha tenido ningún interés en revitalizar el Parlamento. Lo ha querido neutralizado y en parte lo ha conseguido, porque hemos sido una voz clamando en el desierto, los únicos en llevar dinamismo a la Cámara. Hemos intentado romper con esa condena de que todo gire en torno a la violencia y al debate sobre el nacionalismo, porque en Euskadi hay paro y pobreza y las viviendas son muy caras. Esas cosas preocupan a la gente todos los días.

P. El PNV recuerda ahora que ahí están los votos de IU cuando se habla de formar gobierno o apoyarlo desde fuera.

R. No es que tengamos vocación de oposición eterna, pero no veo a IU en el Gobierno ni apoyando parlamentariamente a un hipotético Ejecutivo en minoría del PNV y EA.

P. ¿Ni siquiera el carácter especial de la próxima legislatura, que pivotará sobre la pacificación, puede propiciar esa situación?

R. Ni siquiera. El diálogo para la pacificación tendrá que darse en una mesa de partidos y Ezker Batua propone como foro el Parlamento, pero eso no tiene que ver con la formación del Gobierno. Para estar de florero, como ha estado el PSE y que la política la marque el PNV, no estaremos. Mucho más fácil es que los socialistas se vuelvan a arrodillar. De hecho, me consta que el PSE está llamando ya a la puerta del PNV para pedir que le dejen estar en el próximo Gobierno. Está habiendo conversaciones y entrarán de rodillas y con el carné en la boca.

P. Son la única fuerza no nacionalista firmante de la Declaración de Lizarra (Estella). ¿Qué les movió a dar ese paso a última hora después de no haber querido ir a las reuniones previas?

R. Teníamos información directa y contrastada de que la reflexión en el MLNV había concluido con una apuesta clara por las vías políticas y el abandono de la dinámica violenta. Dos meses antes no veíamos indicios claros y así se lo dijimos cuando nos llamaron.

P. ¿Son ustedes la coartada del PNV, EA y HB para negar que en Estella se haya formado un frente nacionalista?

R. Ni somos ni nos sentimos coartada de nadie. Si eso tiene una deriva frentista, lo mismo que si la tuviera el Pacto de Ajuria Enea, nosotros nos iremos. En el texto de Estella hemos visto, más allá de lo semántico y yendo al fondo del contenido, una gran coherencia con el Pacto de Ajuria Enea. Se plantea que cualquier solución tiene que respetar la pluralidad vasca, se reconoce el agotamiento y el fracaso de la vía violenta y se dice con mucha claridad, como en el Pacto de Ajuria Enea, que el cese de la violencia es condición previa a cualquier resolución. Quien renuncia en Lizarra a sus posiciones clásicas y da un viraje tremendo es HB. Para nosotros, es un marco en el que cualquier partido democrático debería encontrarse cómodo. Me gustaría que se dijera, más allá de las caricaturas, qué es lo que no es asumible de ese texto.

P. ¿Por dónde deben discurrir las cosas a partir del 26 de octubre?

R. Por la formación de una mesa de partidos, sin exclusiones, porque ahora hay condiciones para dialogar sin la presión de las armas. El foro, en nuestra opinión, debe ser el Parlamento autonómico, residencia de la soberanía de los vascos. Ahí hay que ponerse a buscar el denominador común, los referentes válidos para todos que ahora no tenemos. Mientras falte eso, incluso si ETA no vuelve a la violencia, habrá disgregación, fragmentación y convulsión política en Euskadi.

P. No parece temer que ETA vuelva sobre sus pasos.

R. No mucho. Están convencidos de que la violencia es una estrategia agotada, fracasada. Ya no creen en ella.

P. ¿Eso se lo han dicho así a ustedes?

R. Al buen entendedor le basta con pocas palabras.

P. Entre el liderazgo que unos piden a José María Aznar y el ofrecido por el candidato a lehendakari por el PNV, ¿con cuál se queda?

R. Yo apuesto por un liderazgo colectivo para que todo el mundo se sienta reconocido y protagonista en el proceso. Alguien tendrá que moderar, como hasta ahora ha hecho el lehendakari, en la Mesa de Ajuria Enea. Pero moderar no es liderar. Lo que Aznar tiene que asumir es su responsabilidad reconociendo que estamos en un escenario nuevo y comprometiéndose con la piedra angular de respetar lo que decidan los vascos por medios pacíficos.

P. ¿Podía el Gobierno haber hecho algo muy distinto a lo que está haciendo en estas semanas?

R. Ha habido un cambio de tono, pero no de fondo. Entiendo que esto sea así hasta las elecciones vascas, pero el 26 no tienen excusa. Menos entiendo al PSOE, que se ha tirado al monte. Ha pasado de sentarse con ETA en Argel a abanderar el nacionalismo español más excluyente y a pasear a Rodríguez Ibarra fomentando el odio entre comunidades.

P. ¿Se pasó usted al negar a Felipe González legitimidad para hablar de paz mientras no pida perdón por el GAL?

R. Me indignó que echaran de su mitin en Ermua a la viuda de García Goena y que quiera obligar a elegir entre Ermua y Lizarra. Por eso dije que con lo que Ermua es incompatible es con Guadalajara.

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