La última vez

Señor alcalde, espero que ésta sea la última vez que me dirija a usted. Esta carta sirve para denunciar las últimas normas peatonales, que parecen propias de una dictadura. Soy corredor popular y no puedo correr por ningún sitio. En las aceras se molesta, en las carreteras corres el peligro de ser atropellado, en la vía pública es una locura. El campo está algo lejos. Por el carril bici, donde lo hay, pura chapuza, molestamos a los ciclistas. En el parque molestamos a los paseantes, en su mayoría personas mayores. ¿Dónde practicamos nuestro deporte?

En mi barrio, las motos invaden las aceras y nadie se molesta en denunciarlo, pero al corredor o a los niños de 8 o 10 años que juegan con una pequeña pelota enseguida viene un policía municipal a mandarles al polideportivo (sitio lleno de porquería y bastante alejado). Los colegios están cerrados para que ellos jueguen y en las aceras hay montones de jardines. Tampoco hay demasiados columpios. ¿Se han olvidado de los niños?

Para esperar al autobús en las marquesinas tendrían que hacerlas más largas o ponerlas, en algunos casos. Impida que aparquen los coches delante de la parada del autobús, así no tendremos que esperarlo en la calzada.

Usted, señor alcalde, adorna Madrid con fuentes, mucha iluminación, el centro claro, figura en la meta de las carreras populares, en los acontecimientos festivos, pero, señor alcalde, si usted quiere Madrid para todos, dése una vuelta por Villaverde o San Cristóbal y verá las necesidades que tenemos.

Váyase, señor alcalde. El sur también es Madrid, y no sólo los barrios periféricos que en otro tiempo fueron pueblos, barrios grandes como Móstoles o Fuenlabrada, me refiero a los pequeños barrios de las afueras. Son los que están aquí mismo, dentro del casco urbano.-