El Madrid también gobierna en Europa
En Europa, también. De milagro, sí, malamente, sí, pero en Europa también gobierna el Madrid. Claro que su victoria de ayer tuvo poco de festiva e invita a la reflexión. El cuadro de Luyk consiguió el triunfo en el último segundo, merced a una canasta de Tanoka Beard. Pero el problema, y qué problema, es que el choque se resolvió así porque el Madrid, por primera vez en la temporada, rechinó, jugó con fuego y no se achicharró porque el destino así lo quiso. Visitaba al Madrid el Villerbaunne, el que era líder de su grupo. Y lo que resultó fue un partido esquizofrénico, de dos caras. El Madrid se mostró alegre y seguro de sí mismo durante la primera mitad. Struelens montó su campamento bajo los dos aros y se hinchó a sonreir (atrapó en total 12 rebotes). Pero llegó el descanso y, tras él, la oscuridad.
Hizo crack el Madrid por culpa de una pájara descomunal, impropia de cualquier equipo que se precie. El Madrid perdió el norte, la concentración e incluso el sentido común. En el momento más inesperado flirteó con el suicidio. Se pasó diez minutos en el cuarto oscuro y no paró de darse porrazos. Se había ido al descanso acunado en una cómoda ventaja (44-34) y, en el ecuador de la segunda mitad, andaba arrastrándose en el marcador (53-58) y, lo que es peor, en la pista, gracias a un sonrojante parcial de 9-24.
Perdió el grupo de Luyk toda su versatilidad en ataque y se olvidó de defender. Fue acribillado desde la distancia por un rival que tuvo que cambiar el discurso para revolucionar un partido que parecía de una sola dirección. Bilba minimizó a Tanoka y el acierto exterior llevó al cuadro francés al trono.
Manejó Luyk todo tipo de alternativas, pero aquella sinrazón sólo admitía un arreglo basado en la calidad de los blancos, por supuesto, pero también en su autoestima, que se desangraba por momentos. Herreros arengó al grupo y Lasa arriesgó con un triple desesperado. Redujo así distancias y dejó la solución en al aire (67-70 a falta de dos minutos). No tembló Struelenes en la línea de tiros libres y con 69-70 arrancó la última jugada del partido, con el reloj anclado en los 36 segundos.
Se lió ahí el Villerbaunne, que regaló la pelota a Herreros. El jefe de los blancos avanzó, dobló para Tanoka y el amerciano encestó un balón lloroso, definitivo, que cortó la soga que el Madrid, voluntaria y mezquinamente, había anudado en su propio cuello.
Nueva derrota del Tau
Por su parte, el Tau Vitoria cayó en su pista ante el Zalguiris Kaunas (91-97), en lo que supone su tercera derrota.
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