Obras y falta de previsión
FRANCESC ARROYO Barcelona está en obras, lo que ha provocado innúmeras quejas. Buena parte de ellas escasamente justificadas, pero es sabido que el coche tiene derechos que nadie más entiende, de forma que el conductor vive como una agresión cualquier tipo de restricción al vehículo. Pero hay otro tipo de quejas. Una de ellas es la que remiten dos vecinos de Les Corts (Barcelona), afectados desde el verano por las obras que se realizan en la calle de Joan Güell. Una calle que ha quedado cortada y que antes asumía el tráfico de salida de unos grandes almacenes hacia la zona de Gran Vía y plaza de Espanya. Los lectores no se quejan de las obras, que admiten necesarias, pero opinan que sí se tenía que haber previsto un desvío adecuado. Lo que ha hecho el distrito es enviar los coches a la calle de Les Corts. Una vía estrecha de por sí y más estrechada si se tiene en cuenta que en un lado los vehículos aparcan en semibatería y en el otro en fila. Total: queda un carril con un semáforo insuficiente. Agrava la cuestión el hecho de que la calle limita al mercado, por lo que los aparcamientos en doble fila son más que frecuentes con los subsiguientes atascos. Un portavoz del distrito de Les Corts reconoce los hechos y añade que la Guardia Urbana, que ha incrementado el servicio en la calle, ya ha detectado el problema y el pasado 23 de septiembre pidió que se cambie la autorización de estacionar en semibatería por sólo en línea. No está mal: los agentes han tardado tres meses (las obras empezaron en julio) en darse cuenta de lo que los vecinos vieron el primer día. Los dos vecinos y lectores aseguraban que los guardias eran permisivos con los aparcamientos irregulares y ponía como ejemplo una empresa de mensajería que se halla junto al semáforo. El gerente de la firma reconoce que sí, que sus coches aparcan en doble fila "porque el espacio de carga y descarga está lleno de coches particulares y la Guardia Urbana, hasta hace pocos días, no se ha puesto seria". El resultado de todo ello es una calle llena, pitidos, malos humores y pérdidas de tiempo y combustible. La restricción de aparcar mientras duren las obras de Joan Güell hubiera evitado el problema. Los mismos vecinos añaden que no quieren criticar las obras pero que alguien debería pensar antes de hacer cortes y añaden un segundo ejemplo: las paradas de autobuses anuladas por obras están perfectamente señalizadas pero en las de resto de la línea no hay una sola alusión a los desvíos. Es, afirma uno de ellos, "el mismo hecho, se prevé los más gordo pero no se piensa en los detalles que son los que de verdad incordian al ciudadano".Aspecto de las obras de la calle Joan Güell.
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