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Israel compró a Solvay en EEUU la carga mortal

El cargamento que transportaba el avión israelí siniestrado en Amsterdam en 1992 había sido adquirido por el Instituto Biológico de Investigación (IRB) de Ness Ziyona, en Israel, a una conocida empresa fabricante de gases, líder en el sector, Solkatronic, cuya sede se encuentra en Farfield, Nueva Jersey (EEUU) y que posee importantes almacenes de suministro en Reino Unido, Corea del Sur, Taiwan o Malaisia.Solkatronik, que formaba parte hasta hace un año del grupo de empresas químicas y famacéuticas Solvay, asentada en más de 41 países y con cerca de 36.000 trabajadores, había recibido en 1992, perfectamente acreditada, una petición de compra, acompañada de la licencia de exportación expedida por el Ministerio de Comercio de EEUU en favor del centro de investigación israelí. Israel quiso justificar la compra como necesaria para preparar los filtros de máscaras antigás, un argumento que no convenció a nadie.

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El envío nunca llegó a Israel. Meses después del siniestro, una remesa similar fue reclamada por una misteriosa empresa denominada Shalom Chemicals, con sede en la misma Ness Ziyyona, y que hoy se revela inexistente.

El incidente ha provocado las suspicacias en torno a las actividades de este instituto de Ness Ziyyona, una pequeña localidad de poco más de 35.000 habitantes, a unos 20 kilómetros al sur de Tel Aviv. Este complejo científico, uno de los secretos mejor guardados del país, está protegido por un espectacular muro de cemento coronado por una doble alambrada electrificada, vigilada a su vez por un ejército de guardianes.

Sus actividades son un secreto de Estado. La dirección y las actividades del centro dependen directamente del jefe del Gobierno israelí. En el centro trabajan cerca de 300 empleados. El BIR investiga en colaboración con siete ministerios israelíes, entre ellos Defensa. El instituto también realiza trabajos para organismos norteamericanos, entre ellos el propio Pentágono, según información del propio BIR.

"No sabemos lo que se fabrica en el interior", asegura un portavoz del Ayuntamiento de Ness Ziyyona, que desde hace cuatro meses ha iniciado una batalla judicial contra el instituto para tratar de impedir su ampliación. El Tribunal Supremo de Tel Aviv ha dado en principio la razón a los vecinos, ha paralizado las obras de ampliación del centro y ha abierto una investigación sobre los posibles peligros sobre la población.

Estos días, las puertas del BIR permanecen rigurosamente custodiadas. Alguien en un muro cercano, con pintura negra, ha dejado escrita una frase en inglés que, castamente traducida, invitaba al lector a defecar sobre el Gobierno.

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