Rolán Bíkov, cineasta ruso

Rolán Bíkov, uno de los mejores directores de cine infantil ruso y excelente actor, fue enterrado ayer en el cementerio de Novodévichi, donde también yace Nikita Jruschov, personaje que interpretó en su prolífica carrera. Murió de cáncer de pulmón, después de haber sufrido varias operaciones. Como director rodó seis películas, tres de las cuales se convirtieron en clásicas del cine ruso: ¡Atención, una tortuga!, Espantapájaros y El doctor Ayduele-66. Como actor desempeñó más de 70 papeles y participó en prácticamente todas las cintas claves de los años 60 rusos, la época del deshielo jruschoviano: Camino por Moscú, de Gueorguia Danelia, El Comisario, de Alexandr Askólov, Andréi Rubliov, de Andréi Tarkovski, y Control en los caminos, el filme de Alexandr Guerman que fue prohibido por las autoridades soviéticas.Fracasó en sus intentos de ingresar en la escuela del legendario Teatro de Arte Dramático fundado por Stanislavski. El veredicto de los examinadores fue mortal: No posee talento, y tiene mala dicción. También fue rechazado en otros dos institutos teatrales pero finalmente fue aceptado en el Schukin, del que se diplomó en 1951. Por una confusión en lugar de ser enviado a trabajar al Teatro Vajtángov, como estaba previsto, terminó en el del Joven Espectador. Desde entonces su vida estuvo unida a los niños. Cuando se desintegró la URSS y con ella terminó la financiación estatal del cine infantil, luchó hasta conseguir la creación, en 1992, de la Fundación Internacional para el Desarrollo del Cine y la Televisión para los Niños y Jóvenes.-