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Unió da un plazo de tres meses a CDC para desbloquear o romper su pacto municipal

La dirección de Unió se ha marcado un plazo máximo de tres meses para alcanzar un acuerdo con Convergència sobre las candidaturas de coalición nacionalista para las elecciones municipales de junio de 1999. Si a final de 1998 el proceso de designación de candidatos y de confección de listas sigue bloqueado, los democristianos considerarán roto el pacto con los convergentes para concurrir juntos a los comicios. En ese caso, Unió no descarta la posibilidad -extrema, según los propios democristianos- de competir en las urnas municipales con sus tradicionales aliados, y no sólo en las ciudades en las que estén en desacuerdo.

El secretario general de UDC, Ignasi Farreres, y el responsable de política municipal, Ramon Espadaler, repasarán en las próximas semanas con los dirigentes territoriales del partido las posibilidades de consolidar candidaturas propias al margen de Convergència en toda Cataluña, como medida preventiva de una aparentemente poco probable quiebra del pacto municipal de CiU. El líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, fue taxativo el lunes en la última reunión de la dirección democristiana al advertir que su partido no aceptará de ningún modo llegar a las vísperas de las elecciones con la negociación bloqueada. Unió atribuye a Convergència la responsabilidad de este nuevo conflicto en el largo historial de refriegas internas de la coalición. Los democristianos acusan a los convergentes de bloquear expresamente la negociación sobre la confección de las candidaturas y de ir nombrando mientras, de forma unilateral, a los alcaldables de CiU. Convergència Democràtica, obviamente, juzga los hechos de modo muy distinto. Según esta formación, el pacto municipal con Unió se está cumpliendo escrupulosamente en todos los casos. El partido de Jordi Pujol considera que el problema radica en que los democristianos no se conforman hoy con las cláusulas que ellos mismos suscribieron la primavera pasada. Fuentes de la dirección de CDC restan toda credibilidad a la posibilidad de que Unió decida concurrir en solitario a las elecciones municipales, sobre todo por la incalculable magnitud de los efectos que esa medida, más allá de la cita municipal, provocaría en la estabilidad del campo nacionalista catalán. Los mismos medios convergentes aseguran que el anuncio de esta eventualidad no es más que un nuevo ardid de Duran para cobrar protagonismo en la escena política catalana, especialmente después de haber visto que se frustraba su intento de auparse al segundo puesto de la candidatura de Jordi Pujol a las próximas elecciones autonómicas. Esta misma acusación vertieron fuentes de la dirección de Convergència contra Duran la semana pasada, cuando el líder democristiano catalán enmendó la plana desde México al grupo de CiU en el Parlament por sumarse a una iniciativa de los diputados del Partit per la Independència en favor del derecho a la autodeterminación de Cataluña. El presidente de Convergència y de la Generalitat, Jordi Pujol, trató ayer de quitar hierro al asunto. En unas declaraciones a TVE, Pujol se mostró convencido de que la coalición nacionalista solucionará en breve el problema de las candidaturas municipales. Con ese objetivo, anunció Pujol, Duran y él se reunirán esta misma semana. Más de un "alcaldable" Unió declara abiertamente que ambiciona tener más alcaldables que en las últimas elecciones municipales. Y asegura que Convergència le está taponando cualquier posible vía de crecimiento en este sentido. Los democristianos señalan el caso de la localidad leridana de Balaguer, que en 1995 tuvo alcaldable convergente y en 1999 podría tenerlo democristiano. Convergència estaría dispuesta a aceptar este cambio, pero única y exclusivamente con la condición de que Unió le cediera la cabecera de lista de Tremp o de Les Borges Blanques. La disputa, sin embargo, no se limita a las cabeceras de lista. También se extiende a los puestos inferiores. Es el caso, entre otros, de Badalona, donde la pugna está a punto de dar lugar a una auténtica ruptura. Los democristianos badaloneses aspiran a ocupar los puestos número 2 y 7 de la lista, mientras que los convergentes, a quienes corresponde la cabecera de la candidatura, sólo acceden a entregarles los números 3 y 8.

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