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BALONCESTO: LIGA ACB

El líder, mejor que el campeón

Pese a la actuación de Creus, el Madrid doblegó al TDK

Se enfrentaron el actual líder y el vigente campeón, en lo que prometía ser un duelo de altura, repleto de detalles técnicos. Mentira. La táctica aplastó la imaginación y fabricó un duelo rácano, casi solemne, europeo en el peor sentido de la palabra. A Maljkovic le hubiera encantado atribuirse la paternidad de aquello. Gobernó la pizarra y sólo la emoción de un resultado incierto consiguió apasionar a los presentes.Intentó el Madrid llevar el partido a su terreno, a la fortaleza de su juego interior. Vano propósito. Intentó después revolucionar el asunto, resolviendo con precocidad sus ataques. Un desastre resultó aquello. Ya a los cinco minutos Luyk andaba pidiendo tiempo muerto, no tanto por lo que ofrecía el marcador (8-11) sino porque resultaba imposible que el Madrid manejara un poquito, sólo un poquito, el ritmo del choque.

REAL MADRID 61 - TDK MANRESA 57

Real Madrid: Victoriano (0), Santos (0), Herreros (21), Tanoka Beard (12), Bobby Martin (4); Lasa (10), Angulo (3), Struelens (8) y Sergio Luyk (3).TDK Manresa: Creus (13), Capdevila (10), Jones (8), Mott (6), Mills (11); Singla (5), Vázquez (4) y Montáñez (0). Árbitros: Mas, Neyro y Ortega. No hubo eliminados. Cerca de 4.000 espectadores en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid, en el que será el último partido de la Liga ACB que el Madrid dispute en esa cancha.

La culpa la tenía el de siempre, el de toda la vida: Chichi Creus. Leyó los hechos con su acostumbrada clarividencia, sabedor de que si el partido se plegaba a la táctica, lejos de la inspiración de las estrellas blancas, el TDK saldría indemne.

Victoriano frente a Creus. Así comenzó una pelea que duró apenas 12 minutos, los que tardó Clifford Luyk en sentar a su pupilo, que desapareció del evento deseando, quizá, no haber salido jamás de Buenos Aires. 12-21 rezaba en ese momento el marcador y Creus se había dado el lujo de encestar, como siempre, asistir, como siempre, y colocarle a Victoriano lo nunca visto, un tapón. Luyk cayó en la cuenta de que allí sobraban alegrías y que convenía ponerle grilletes a Creus. Y los grilletes, en el Madrid, son propiedad de Santos.

Recuperó aire el equipo merced a un triple de Sergio Luyk, a quien habría que tener en cuenta por algo más que por su apellido, y merced a la aparición, por fin, de Herreros, que tardó 16 minutos en conseguir su primera canasta, eclipsado por el marcaje al que le sometió Capdevila. Sofocado el incendio, el Madrid comenzó a aprovechar la fortaleza de Struelens bajo el aro. Y como Mott estaba, pero como si no, pues consiguieron los blancos irse al descanso por delante (32-27).

Nada cambió después porque el TDK se mueve como nadie en las distancias cortas. Ni disfraza su discurso, ni le da por los arreones. Pero sentó Luis Casmirio a Creus, ya que hay descansos más que merecidos, y voló el Madrid (52-42). El TDK estaba huérfano y su rival mordía en defensa. El regreso de Creus detuvo la hemorragia. Se entró en una fase de eso que llaman basket-control, muy parecido al basket-adormidera, y llegaron los instantes finales con el marcador encorsetado (55-50 a falta de un minuto). Pero el Madrid anda más versátil que años atrás, cuando dependía en exceso de uno o dos jugadores. Y como Lasa mantuvo la calma, Herreros pudo acudir una y otra vez a lanzar tiros libres con la seguridad de quien lo encesta todo. Y todo lo encestó.

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