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FÚTBOL

Valerón, entre el fútbol y el evangelio

El media punta del Atlético cultiva su fe en el cristianismo evangélico

Una pelota y Dios, mucha comunión con Dios. Eso es todo lo que necesita Juan Carlos Valerón, uno de los futbolistas con talento a los que se ha agarrado Sacchi para corregir el arranque titubeante del Atlético. Sin embargo, la moda Valerón tiene muy a la vista su fecha de caducidad: la recuperación de Juninho le anuncia aparentemente nuevos días de suplencia. Pero ni le preocupa ni le entran ganas de rebelarse. Valerón, canario de Arguineguín, de 23 años, es uno de esos extraños casos que aparecen de cuando en cuando por los vestuarios españoles, un tipo profundamente religioso -cristiano evangélico- que siempre da por bueno su destino."No soy un bicho raro", avisa de forma inmediata, como si estuviera demasiado acostumbrado a miradas de perplejidad cada vez que desvela su fe. "Creo en Dios y le dedico mucho tiempo. Le debo todo lo que tengo. Orar es fundamental. Pero no soy diferente. Sólo intento cumplir las leyes de un buen cristiano y acudir a la iglesia cuando puedo".

Esas obligaciones incluyen predicar, dar a conocer su religión a los demás, pero entre sus compañeros prefiere no hacerlo. Sólo si alguno se interesa. El vestuario, más allá de alguna broma inofensiva de Kiko, respeta sus convicciones. Valerón se abrazó al cristianismo evangélico -protestantes, no reconocen la jerarquía del Papa e interpretan libremente la Biblia- debido a uno de sus cinco hermanos: "Tuvo problemas, intentó buscar soluciones, conoció esta religión, le fue bastante bien y poco a poco toda la familia, antes católica, fue entrando ahí". Hay quien sostiene que Valerón destina parte de sus ganancias a su iglesia, pero él huye de la cuestión: "Lo que haga con mi dinero es personal; nadie me exige nada".

Religión al margen, Valerón es diferente. Kiko dice que es "una especie en extinción", un futbolista técnico, preciso como pocos, con una visión de juego extraordinaria, pero cadencioso, aplatanado. Rasgos que chocan frontalmente con el fútbol tan físico y táctico de hoy: "Con mis cualidades, sobrevivir en el fútbol moderno es complicadísimo. Se mira mucho más el aspecto físico y el táctico. Es primero defender y luego, atacar. Sacchi me pide más fuerza, más resistencia. Toca adaptarse, pero lo mejor sería un equilibrio".

Más reproches: "Hay partidos en los que lo pasas muy mal, tienes que defender mucho, correr mucho, renunciar al balón. Y un futbolista sólo rinde al máximo cuando se divierte".

Tras sus últimas actuaciones, Valerón acumula elogios, que contesta con una humildad exagerada. "No me creo un jugador grande", dice, y atribuye a Kiko -"tiene una clase enorme, le hace fácil el fútbol a los demás"- todo el mérito de la mágica sociedad que han formado.

Valerón asegura que fue la experiencia vivida por su hermano Miguel Ángel, a quien una grave lesión truncó una carrera que trata de reiniciar en el Mallorca B, lo que le ayudó a mirar el fútbol desde la perspectiva adecuada, a valorar su suerte. Pero Valerón corre ahora peligro. Juninho, su competidor por el puesto de media punta, está recuperado y el banquillo le amenaza de nuevo. "Es lo que dicen todos, pero no creo que se trate de Juninho o yo. Es cosa del entrenador buscar el equipo ideal. Yo no me veo ni perdedor ni ganador, sencillamente no veo duelo".

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