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La tolerancia holandesa

Amaya Iríbar

La cuna del movimiento okupa es también su paraíso. Holanda, donde se dieron las primeras okupaciones a finales de los años sesenta, es -de los seis países europeos analizados en el informe del colegio de abogados de Barcelona-, el que tiene una legislación más comprensiva hacia los usurpadores de vivienda. No los admite, pero tampoco los combate.Y es así porque la legislación holandesa intenta equilibrar el derecho a la propiedad del dueño del inmueble con el derecho a la vivienda. Por eso un piso no puede estar deshabitado durante más de un año. Y si lo está y es ocupado ilegalmente, la única vía que puede usar el dueño contra esos inquilinos es la civil. El Código Penal no recoge el delito de usurpación.

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La propiedad siempre gana

Incluso cuando se trata de edificios vacíos por un periodo inferior al año, raramente se llega a juicio penal, admite el informe. Pero además los okupas holandeses también tienen derechos: si permanecen más de dos años en una casa que nadie reclama como suya, adquieren el derecho de uso sobre ella. Tampoco en el Reino Unido, otro de los países con un movimiento okupa más organizado, está tipificada la usurpación de inmuebles como un delito. Pero allí se tolera menos: unos 17.000 locales ocupados están pedientes de desalojo. En Francia se da una situación similar.

Más cerca de la situación española están Alemania y Dinamarca: en ambos países la okupación es delito, aunque la intensidad del movimiento resulta muy desigual. La policía alemana actúa en todos los casos de los que tiene noticia, según el informe, y muchos de esos desalojos acaban en batalla callejera. Los daneses, donde el movimiento pasa por una etapa de inactividad, también están sujetos a la intervención policial. Y en Bélgica no es un delito específico, pero se persigue como tal.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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